Con fervor y desasosiego, los venezolanos acuden a las urnas

El presidente Nicolás Maduro después de votar el 6 de diciembre de 2015. Foto del Ministerio de Información de Venezuela.

CARACAS, Venezuela (AP) — Los venezolanos están almacenando alimentos y dejando en suspenso sus proyectos en medio de una mezcla de fervor y desasosiego de cara a unas elecciones parlamentarias que podrían arruinar la foja inmaculada del partido socialista en las urnas.

Las encuestas indican que la votación del domingo podría dar a la oposición el control de la Asamblea Nacional por primera vez desde 1998 en vista de que mucha gente que apoyó la revolución que puso en marcha Hugo Chávez se está cansando de la criminalidad, la escasez de todo tipo de productos y una altísima inflación.

Los socialistas tienen 99 de las 167 bancas legislativas, pero algunos estimados señalan que la oposición podría estar muy cerca de alcanzar una mayoría absoluta de dos tercios. De conseguirla, ganaría fuerza una campaña para desalojar a Nicolás Maduro de la presidencia.

Es posible también que la oposición logre un triunfo abrumador en el voto popular, pero que no le dé la mayoría absoluta porque el sistema electoral favorece a distritos rurales poco poblados en detrimento de las zonas urbanas donde la oposición es más fuerte.

Los líderes de la oposición, agrandados por encuestas que les dan 30 puntos porcentuales de ventaja en la intención de voto, están diciendo que una derrota el domingo indicaría que hubo un fraude de parte del gobierno.

Los aliados de Maduro, en tanto, ridiculizan a la oposición por declarar victoria antes de la votación y consideran esa actitud parte de un complot apoyado por Estados Unidos, que tiene por fin desbaratar la revolución chavista.

En un discurso pronunciado el fin de semana pasado Maduro dijo que «ni voy a entregar, ni voy a traicionar la revolución».

«Si el seis de diciembre gana la derecha, prepárense para un país lleno de caos, de violencia, de protesta», agregó.

Hoy el dicurso ha sido otro. Maduro, que votó en un populoso barrio del oeste de la capital, dijo que espera que el nuevo congreso se concentre en «vencer todos los mecanismos que ha creado la burguesía parasitaria» para lograr estabilidad en el abastecimiento y los precios.

«En Venezuela lo que va a reinar es la democracia, la paz. Y yo lo decía ayer. Para manipular siempre nos manipularán una palabra aquí, una palabra allá. Yo he dicho que vamos a las calles, pero quizás y me equivoqué no podemos ir donde nosotros siempre estamos. Nosotros siempre estamos en las calles con la gente…no le tenemos miedo a las calles ni al pueblo, y no permitiremos por ninguna razón que se vulnere el derecho del pueblo a su libertad, a su democracia, a su participación«.

Varias decenas de seguidores del gobierno se concentraron en los alrededores del lugar donde sufragó Maduro para expresar su respaldo al gobernante.

Unos 19,5 millones de electores están habilitados para participar en estos comicios en los que se elegirán 167 diputados.

El descontento que hay contra la gestión de Maduro también ha alcanzado al oficialismo que por primera vez en 17 años parte en desventaja frente a la oposición que figura como favorita para vencer en la consulta.

El oficialismo cuenta con una poderosa maquinaria electoral que podría ser determinante para ganar estas elecciones.

Las crecientes tensiones han generado episodios de violencia en las últimas semanas, en que candidatos de la oposición han denunciado que individuos armados rodean sus caravanas y golpean a sus colaboradores.

El asesinato de un dirigente opositor baleado la semana pasada durante un acto político aumentó la ansiedad. Muchos venezolanos están dejando todo en suspenso a la espera de los resultados electorales. Han aplazado viajes de negocios y decisiones. El sábado pasado, una multitud invadió un centro comercial donde funcionaba un mercado negro, diciendo que había que almacenar alimentos por las dudas.

El Partido Socialista Unido de Venezuela, que ha ganado todas las elecciones nacionales realizadas desde el triunfo de la revolución con excepción de una en 2007, que le habría dado poderes especiales a Chávez, trata de proyectar una imagen de invencibilidad electoral. «17 años victoriosos», dice un slogan.

Algunas medidas, como la de prohibir que se postulen prominentes dirigentes opositores o la entrega de tabletas chinas, han sido criticadas por varios gobiernos, incluido el de Estados Unidos, por considerarse una interferencias inapropiada con el proceso electoral.

«Vemos estas cosas en cada elección, pero este año subieron el volumen», dijo Luis Lander, director del Observatorio Electoral de Venezuela, una organización independiente.

A diferencia de lo sucedido en elecciones del pasado, que fueron legitimadas por observadores internacionales, la única delegación extranjera presente en esta oportunidad es de la Unión de Naciones Sudamericanas, un bloque regional que según algunos no tiene la experiencia ni neutralidad necesaria para mediar si los resultados son cuestionados.

El partido de gobierno hace lo que puede para explotar el cariño que la gente sigue sintiendo por Chávez, quien es visto como el primer líder que distribuyó la riqueza del petróleo entre las masas.

Algunos de los centros de votación han sido nombrados «Pura Sangre de Chávez» e «Ingenio Hugo Chávez».

Martha Rivera, una arquitecta oficialista, teme que un triunfo opositor acabe con todos los programas de Chávez.

«El dejar la Asamblea Nacional en manos de la oposición implicaría la posibilidad de darle una puerta de entrada a la oposición a dar un golpe parlamentario», sostuvo Rivera. Podría «acabar con todos los avances que hemos aprobado».

La oposición cuenta con una figura gigantesca en sus filas, Leopoldo López, condenado a más de 10 años de cárcel por su papel en una serie de protestas antigubernamentales del 2014.

La publicidad de la oposición reproduce notas escritas a mano que envía desde la prisión y su esposa lee sus mensajes en actos proselitistas.

Si gana la oposición, tratará de liberar a López y otros dirigentes considerados presos políticos. La coalición opositora promete, así mismo, a forzar a Maduro a ceder el control de instituciones como la Corte Suprema y el Consejo Electoral Nacional.

El sector más radical de la oposición intentaría convocar un referendo revocatorio con el fin de sacar a Maduro del poder.

Excepto por estas promesas, la oposición no tiene demasiadas propuestas concretas y enfoca su campaña en el malestar de la gente con el partido de gobierno.

El descontento es evidente incluso en bastiones socialistas como Caucaguita, un barrio pobre con casuchas de techo de zinc en una colina de los alrededores de Caracas, donde la oposición trata de capturar un distrito representado por la esposa del líder de la Asamblea Nacional Diosdado Cabello.

El peluquero Jesús Toledo es uno de tantos votantes que le darán la espalda al socialismo por cuestiones relacionadas con la calidad de vida, incluida la falta de agua corriente y un servicio eléctrico poco confiable. Hizo campaña por la oposición, pero dice que suspendió esas actividades cuando un militante barrial de Caucaguita fue asesinado, en lo que algunos vecinos describen como una vendetta política.

Su vecina Marta Pacheco, en cambio, sigue haciendo campaña a pesar de sus temores por su seguridad.

«Chávez me ayudó mucho, no puedo negarlo», expresó en el pequeño departamento donde vive con ocho hijos y nietos. «Pero tengo que pensar en el futuro de mi familia».

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Por HANNAH DREIER, Associated Press. La corresponsal de The Associated Press en Caracas, Venezuela, Fabiola Sánchez colaboró con este reportaje.

La esposa del dirigente político opositor venezolano Leopoldo López, Lilian Tintori, muestra su voto antes de depositarlo en la urna hoy, domingo 6 de diciembre de 2015, en la ciudad de Caracas (Venezuela). Los colegios electorales de Venezuela abrieron hoy poco después del amanecer para que casi 19,5 millones de ciudadanos convocados voten para renovar la unicameral Asamblea Nacional (AN, Parlamento) de 167 escaños. EFE/MANAURE QUINTERO
La esposa del dirigente político opositor venezolano Leopoldo López, Lilian Tintori, muestra su voto antes de depositarlo en la urna hoy, domingo 6 de diciembre de 2015, en la ciudad de Caracas (Venezuela). Los colegios electorales de Venezuela abrieron hoy poco después del amanecer para que casi 19,5 millones de ciudadanos convocados voten para renovar la unicameral Asamblea Nacional (AN, Parlamento) de 167 escaños. EFE/MANAURE QUINTERO

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