Un demiurgo que puso en orden su universo

Sí. Lo más probable es que estemos familiarizados con las muertes a mano propia de varios de los poetas de principio de siglo XX: Medardo Ángel Silva, Arturo Borja, Ernesto Noboa y Caamaño, y Humberto Fierro. Pero, la muerte de César Dávila Andrade, El Fakir, acaecida en Venezuela con los vidrios de un espejo roto por él mismo, no es esquiva a la memoria.

Esas cinco muertes quizá sean las más recordadas. Empero, también entre ese grupo se encuentra Dolores Veintimilla de Galindo o David Ledesma Vázquez. Y observando el panorama más reciente de la poesía ecuatoriana, tenemos al fallecimiento del Cachibache (Osvaldo Calixto Rivera), Cecibel Ayala. No creo necesario nombrarlos a todos. Además quizá se me escape algún nombre en ese intento y pido disculpas por esa omisión.

Kelver Ax, poeta y pintor lojano, falleció a sus treinta años, el pasado 18 de enero del 2016. Este suceso significó una gran pérdida para la poesía y la pintura ecuatoriana. El autor fue el mejor egresado de la carrera de Artes Plásticas en la Universidad Nacional de Loja. Publicó los poemarios “CU4D3RN0 D3 4R3NA” (Loja, 2012) y “Pop-up” (Lima, 2014). Además, sus textos constan en varias antologías nacionales y del extranjero.

Me enteré de su muerte, al siguiente día de la misma, por medio de las innumerables publicaciones de varios amigos en Facebook mostrando su pesar. Una de ellas, que recuerdo claramente, fue la del poeta y narrador boliviano Christian J. Kanahuaty que escribió en su muro: “Cuando se va uno de los tuyos, algo de ti se va con él.” Y es verdad. Kelver se ha marchado y se lleva consigo algo de todos los que lo conocimos, algo de los que lo leímos y admiramos.

Tuve la oportunidad de compartir con él en la Feria del Libro 2015 en Quito, y en el 1er Festival de Poesía Brutal, en Loja. Allí hablamos de la sensación de sentirse encerrado por las lomas del paisaje lojano, del Cantaclaro, de los pintores y de los escritores que salieron de allí y que jamás volvieron. Asimismo, coincidimos en un par de eventos literarios en la ciudad de Quito. Si bien no fuimos amigos del alma, fuimos compañeros de las letras y por eso es que su muerte me acongojó ya que uno de los míos se había ido.

La poesía de Kelver Ax bien pudo ser la visión de un niño que era invisible al cerrar los ojos o, simplemente, el grito desesperado de unos huesos ancianos que no encontraban lugar en una piel tan joven. Todas esas maneras de mirarse a sí mismo desde fuera, como un extranjero, como un espejo que no podría mentir, como un testigo indefenso e inofensivo, alimentaron los versos que se quedan guardados en sus textos.

Su propuesta poética tiene poca relación con lo que se está haciendo actualmente en la poesía ecuatoriana. Es una constante irradiación de imágenes construidas con la precisión de un artista plástico. Todo estructurado de una manera minimalista, condensando en pocas palabras muchos significados ocultos. Destaco, en su poesía, la recurrente intromisión de lo animal, las alusiones a la muerte de lo vegetal y a su propia muerte en particular, además de la ironía tan particular y sutil que manejó en muchos de sus textos. El lenguaje sencillo de su poesía que es aparentemente fácil de descifrar pero complejo en su función, otorga pinceladas de luz a ese paisaje oscuro.

Aquí mostraré una serie de fragmentos de su poesía:

«no sé cuál es mi delito pero fui condenado a permanecer / en esta piel y será trepanada / me iré en silencio / huiré como todos / encubriéndome en la muerte»

***

«pará qué escribir si el tachón supera al poema»

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«enterrar y desenterrar huesos / AHÍ LA HISTORIA COMPLETA DE LA HUMANIDAD»

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[%]

«el que vive en mí no realizará su sueño / que se joda / a mí me da la gana de ser poeta / y no le voy a permitir ser doctor / ni profesor / ni astronauta / amo / lo que no soy / porque en ello radica mi riqueza»

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[&]

«antes era un niño mezquino y acomplejado / antes era un niño de carne y hueso / por carne y huesos / tras carne y a veces huesos / ahora recojo los huesos de niños huérfanos / y cuidadosamente los disperso en el patio / para verlos resplandecer con el primer rayo / proyectar sus sombras de silenciosa fe y letales / en una silla me espero / y nunca llego / el niño que sonríe en mis viejas fotos / es el mismo que me estrangula»

***

P(r)O(b)(l)EMA

«uno también se harta de escribir / y desordenar al mundo a como se le / antoje / todo nos percude / el estrés amarga saliva y escritura / y ya no quieres / hablar mal de las chicas / porque siempre hablamos mal / aunque no lo parezca / a un poeta / no lo satisface una ni varias mujeres / sin embargo / el consuelo de sus piernas / sirve / sirve tanto que un amigo / ya no escribe / y me apena / porque era bueno / -ella dirá lo mismo- / pero / prefieren que seamos buenos en sus / camas o en hoteles económicos / y no en poemas publicados en revistas con urticaria / por eso toda novia de poeta / regala libros sospechosamente erróneos / adornos fútiles / boinas de barbero /pero nunca cuadernos ni esferos / a lo mucho agendas en donde caben las fechas sin / importancia / las mujeres odian a los poetas / y yo las amo a través de su odio»

Todos estos fragmentos han sido tomados del libro Pop-up (Cascahuesos, Lima, 2014), su segundo y último libro -aunque el actual editor de Ruido Blanco, Andrés Villalba Becdach, me informó que el poeta lojano dejó algunos textos inéditos y que se los entregó a él para una antología de poesía ecuatoriana en la que el editor está trabajando-.

Como es entendible, es imposible poner toda su poesía en este corto texto. Sin embargo, espero que en estos pedazos se pueda evidenciar la gran calidad de su obra y con ello llamar la atención a la gente que no lo conocía. También es posible buscar más textos o fragmentos de la obra de Kelver Ax en varios portales de poesía en la web como Transtierros, El hombre aproximativo, PoesíaSub25 o Cráneo de Pangea, entre otros.

Algo que me sorprende del autor es el hecho de haber conjugado la pintura y la poesía a la vez. No todos los artistas tienen ese don. Él, como muy pocos, lo tuvo. Pudo continuar con su obra, pero él mismo decidió no hacerlo. El poeta fue dios, su propio demiurgo, y puso en orden su universo. Alguna vez le escuché decir a otro poeta amigo, a modo de broma, que Kelver venía del futuro y que siempre estaría por delante de nosotros; que cuando nosotros íbamos, él ya había vuelto con un poema nuevo y mejor que el nuestro. No sólo se nos adelantó en la poesía, sino también en la muerte.

Creo que la mejor manera de rendirle un homenaje a Kelver Ax es leyéndolo, apreciando la poesía que nos dejó como recordatorio de su nombre. Su obra no fue extensa, es cierto, pero eso no le resta valor a la misma. El poeta puede morir, pero su poesía no lo hará. Kelver ya no está, pero su obra nos ha calado como el frío en los huesos y de ahí no se escapará jamás.

Espero que esto no sea más que una despedida, para volverte a encontrar, en alguna otra ciudad perdida entre lomas, en algún otro universo. Hasta pronto, Kelver.

“esta corte lo sentencia a ser llamado de por vida poeta”

(Pop-up, Kelver Ax)

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