Alto líder del Estado Islámico muere en bombardeo estadounidense

Esta imagen de archivo, tomada de un video sin fecha publicado durante el fin de semana del 28 de junio de 2014 en una red social empleada habitualmente para comunicaciones del grupo extremista Estado Islámico, que ha sido verificada y es consistente con otras informaciones de AP, muestra a Omar al-Shishani, junto al portavoz del grupo y con más combatientes en la frontera entre Irak y Siria. Un alto cargo del grupo extremista Estado Islámico, Omar al-Shishani, falleció el lunes cerca de la ciudad de Raqa, el bastión de la milicia radical en Siria, según un funcionario iraquí y un activista sirio. (Foto AP/militant social media account via AP video)

BAGDAD (AP) — El comandante del grupo Estado Islámico y temido yihadista checheno Omar al-Shishani murió a causa de las heridas sufridas en un ataque aéreo de Estados Unidos en Siria, informaron el martes un alto funcionario de la inteligencia iraquí y el director de un grupo activista sirio.

Al-Shishani, que resultó herido en un ataque aéreo estadounidense a principio de mes, falleció el lunes a las afueras del principal bastión de la milicia radical en la ciudad siria de Raqa, apuntaron los dos a The Associated Press.

No hubo confirmación oficial por el momento del deceso de parte de Estado Islámico o publicaciones de medios afines a la milicia, pero el portavoz de la coalición liderada por Estados Unidos para la lucha contra el extremismo dijo que la alianza también confirmó que el líder insurgente estaba muerto.

El combatiente, con una característica barba pelirroja, era uno de los líderes más destacados del grupo y era el comandante militar del grupo en el territorio que controla en Siria. Después se convirtió en el jefe de las operaciones de tierra del grupo, según Hisham al-Hashimi, escritor y estudioso iraquí que sigue de cerca el grupo.

Tras caer herido, el Estado Islámico «llevó a varios doctores para tratarlo, pero no pudieron hacer nada», explicó Rami Abdurrahman, director del Observatorio Sirio de los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña, que obtiene su información de una red de activistas sobre el terreno.

El insurgente falleció en un hospital de un suburbio en el este de Raqa, agregó Abdurrahman. El funcionario iraquí, que habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a hablar con la prensa, apuntó que el comandante fue enterrado en Deir el-Zour el martes.

Al-Shishani, cuyo nombre real es Tarkhan Batirashvili, era un checheno de Georgia, natural del valle de Pankisi, una región mayoritariamente chechena, que en su día fue un bastión para los insurgentes.

Un ataque estadounidense sobre Al-Shishani tuvo lugar el 4 de marzo cerca de la localidad de Al-Shaddadi en Siria, explicó el secretario de prensa del Pentágono, Peter Cook, a periodistas en un comunicado la semana pasada.

Al-Shishani «había sido enviado a Al-Shaddadi para apoyar a los combatientes de ISIS tras una serie de derrotas estratégicas», dijo Cook en la nota, empleando un acrónimo alternativo (en inglés) para referirse al grupo.

El coronel del ejército de Estados Unidos Steve Warren, portavoz de la coalición liderada por Washington para luchar contra Estado Islámico, dijo a periodistas el martes que el grupo podía «confirmar que está muerto» y que «recibieron la información el lunes por la mañana».

Warren describió a Al-Shishani como una «figura muy importante» en Estado Islámico, que es el objetivo de una campaña aérea contra su cúpula.

La semana pasada, Warren dijo a periodistas que el ataque aéreo contra Al-Shishani era parte de una ofensiva ampliada contra los mandos de la milicia radical.

Al-Shishani estaba en la zona de Al-Shaddadi «junto con alrededor de una decena de combatientes en un mismo sitio (…) y les atacamos», dijo Warren en ese momento.

El grupo extremista, que nació de una rama de Al Qaeda en Irak, tiene muchos iraquíes en los puestos de mando. En el verano de 2014 ejecutó una arrolladora ofensiva sobre el país, tomando el control de amplias regiones en el norte y el oeste. Además se aprovechó del caos reinante en la vecina Siria, inmersa en una cruenta guerra civil, para capturar territorios y declarar un «califato».

Como consecuencia de esto, atrajo a cientos de combatientes extranjeros para sus operaciones en Siria. Según estimaciones de Naciones Unidas, unos 30.000 de los llamados combatientes extranjeros, procedentes de 100 países, trabajan activamente con Estado Islámico, Al Qaeda u otros grupos extremistas. Una aproximación previa del International Center for the Study of Radicalization, un instituto del King’s College de Londres, apuntó que en las filas de Estado Islámico había 3.300 europeos occidentales y alrededor de un centenar de estadounidenses.

A pesar de la ofensiva aérea de la coalición liderada por Estados Unidos en Siria e Irak, Estado Islámico sigue controlando amplias zonas de terreno en ambos países, incluyendo la segunda ciudad iraquí más grande, Mosul, y Raqa, su bastión en Siria. (I)

Por QASSIM ABDUL-ZAHRA y BASSEM MROUE

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