¡Ecuador, a levantarse!

Y ese mismo abrazo ahora debe convertirse en una fuerza nacional para levantar Manabí y Esmeraldas, provincias célebres por su garra y coraje.

Hay que reactivar una economía que, ya antes del terremoto, tenía al pueblo con la soga al cuello: según cifras oficiales, perdimos más de 344 mil empleos adecuados en los tres primeros meses del 2016, y las cuentas del Gobierno están en rojo.

La solución no es apretar más la soga contra el ciudadano al subir impuestos en plena crisis; peor aún elevar a 14% el IVA, que todos, ricos y pobres, pagamos por igual. Al contrario, sí podemos salir adelante si logramos un amplio consenso entre autoridades, empresarios y ciudadanos, para todos juntos reconstruir las zonas afectadas y sumar fuentes de trabajo y emprendimiento.

Comparto propuestas, algunas ya planteadas por los mismos sectores damnificados:

1. Cero impuestos en las zonas afectadas, como incentivo inmediato para que las empresas inviertan, el resto del país vaya a consumir y se mueva la economía local.

2. Deducir de impuestos las donaciones del sector privado a gobiernos locales de la zona y fundaciones avaladas por el Estado, para estimular contribuciones masivas.

3. Crédito barato y a largo plazo para construir vivienda y emprender negocios, sobre todo en turismo, agricultura y pesca, lo cual generará empleo.

4. Renegociar la deuda pública, incluyendo casi 8400 millones de dólares con China, y reducir gastos innecesarios del Estado, aprovechando crédito internacional favorable por ayuda humanitaria.

Esta no es hora de peleas inútiles. Ni el gobierno ni la sociedad civil podemos solos. La misma unidad que demostramos para remover escombros y rescatar a nuestros hermanos, ahora debemos renovarla para que Manabí y Esmeraldas resurjan mucho mejor que antes, como testimonio de un pueblo unido cuya voluntad superará cualquier desafío natural.

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