Miles de brasileños le dicen «chao, querido» al enemigo de Rousseff

Eduardo Cunha

«Chao, querido», con esa escueta frase, cargada de ironía, se burlaron hoy miles de brasileños del presidente de la Cámara de los Diputados, Eduardo Cunha, cuando fue apartado de su cargo por el Tribunal Supremo.

Desde famosos a políticos e incontables brasileños anónimos corearon la despedida en las redes sociales, después de que corriera como pólvora la noticia de la suspensión del mandato de Cunha, el acérrimo enemigo de la presidenta Dilma Rousseff y principal responsable de promover el proceso de destitución contra ella.

Una foto de Cunha con un mohín de desagrado, coronado por un monumental «chao, querido» sobreimpreso, colapsó las redes en todo Brasil.

Esa despedida alude a una cariñosa frase dicha por el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva a Rousseff en una conversación grabada por la Policía, por orden judicial, y que se ha convertido en una mofa de la oposición al juicio político contra la mandataria.

Mientras se dirimía la suerte de Rousseff en la Cámara de los Diputados, muchos legisladores opositores llevaron a la sede parlamentaria carteles con el «chao, querida», entonces en alusión a la presidenta, que está seriamente amenazada de verse despojada de su cargo.

Hoy no faltaron «memes» en los que Cunha se despedía de Rousseff y la mandataria le respondía con un «tú primero», y algunos internautas celebraron «que se vayan los dos».

Hubo también quien apodó a Cunha como «Mi Malvado Favorito», título en portugués de la película «Despicable Me», por el cierto parecido, de carácter y físico, del jefe de los diputados con el supervillano de nariz aguileña que protagoniza esa película de dibujos animados.

Los brasileños también pusieron el dedo en la llaga en las formas aparatosas de las que Cunha se sirve para expresar su religiosidad, de fe evangélica, y le retrataron en las redes rogándole misericordia a Dios, recordando la expresión que usó en la sesión de la Cámara de los Diputados en la cual se aprobó el inicio del juicio político.

«Que Dios tenga misericordia de esta nación», dijo Cunha en esa ocasión. «Pedido concedido», replicaron muchos brasileños.

La inquina de buena parte de la sociedad brasileña hacia Cunha no se debe solo hacia su comportamiento hacia Rousseff, sino por el reguero de denuncias de corrupción que le han salpicado y por la vida de lujos, supuestamente pagada con dinero de procedencia ilegal, que vive y que le ha destapado la prensa.

Esas denuncias de corrupción, por las que es reo en un proceso en el Tribunal Supremo, le llevaron hoy a esa corte a apartarle del cargo, ante la eventualidad de que pudiera subir un peldaño en la lista de sucesión de la Presidencia de Brasil ante la eventual destitución de Rousseff. EFE (I)

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