La oposición al desnudo

Con la ausencia de una treintena de legisladores pertenecientes al correísmo, el gobierno debió amalgamar una exigua coalición de 70 legisladores (necesitaba 69 para la designación de Vicuña), conformada por la facción morenista de Alianza País y una variada colección de partidos antes opositores y hoy devenidos en oficialistas como SUMA, Izquierda Democrática, FE, Pachacutik, Participa de Paúl Carrasco, entre otros.

El principal argumento esgrimido por los morenistas conversos, es que la institucionalidad del país se veía amenazada por la ausencia de un vicepresidente titular en funciones; argumento risible considerando las atribuciones que la Constitución actual le asigna al Vicepresidente y tomando en cuenta que la Asamblea tenía la potestad de devolverle la terna al Presidente de la República, para que postulara a personas que hubieran sido capaces de generar un verdadero consenso nacional y que se encontraran alejadas del régimen autocrático, que gobernó a nuestra nación por diez años y sobre el que existen múltiples acusaciones de corrupción, que ya tienen a un vicepresidente, varios ministros y muchos funcionarios tras las rejas o con orden de captura.

Pero el Presidente Lenín Moreno confirmó con su terna lo que el audio de Mangas ya le había mostrado al país: los llamados al diálogo y a la unidad nacional no fueron más que una burla con la que atraer a unos pocos incautos y ganar tiempo. Nada iba a cambiar y nada ha cambiado con la designación de Vicuña, quien el solo hecho de declararse una castro-chavista devota la descalifica para representar a la gran mayoría de ecuatorianos que hoy quiere dejar atrás un pasado ignominioso; pero el caso contra Vicuña era más fuerte que eso: ella fue la protagonista de un oscuro incidente en el que se intentó silenciar a la dirigente Marta Roldós, difundiendo un audio que solo pudo ser obtenido mediante espionaje. Pero nada de esto importó para la gran mayoría de los legisladores que llegaron a la Asamblea con los votos de la oposición, pero que este sábado decidieron abrazarse impúdicamente al gobierno con sus acciones u omisiones.

El primer acto de la farsa del sábado ocurrió cuando los distintos bloques de oposición unieron fuerzas con el morenismo para impedir que se aprobara la moción del asambleísta Fabricio Villamar de CREO, que proponía que se votara en forma separada la comprobación de la ausencia definitiva del vicepresidente, y la elección de su reemplazo. Lo que habría viabilizado la continuidad del juicio político contra Glas, hoy ya descartado por la nueva mayoría. Pero nada de esto estaba en los planes de los nuevos morenistas. El Partido Social Cristiano decidió de manera inexplicable abstenerse en esta votación, con la sola excepción de María Cristina Reyes, quien ha dado ya más de una muestra de independencia y valentía. Suma, Pachacutik, ID y el resto se abstuvieron de igual forma.

Y la farsa se confirmó cuando se procedió a la votación para designar a Vicuña, donde únicamente 17 legisladores, todos pertenecientes a CREO, representaron al 49% de ecuatorianos que votaron en contra de la continuidad de un régimen que tanto daño le ha hecho al país. En esta votación el Partido Social Cristiano fiel a su estilo, volvió a abstenerse como si una cuestión tan trascendental como la elección de un vicepresidente, no ameritaba una definición sin ambigüedades de uno de los partidos políticos más grandes del país; pero demostrando que los diálogos a los que han hecho referencia Mangas y Baroja han dado resultados.

Mención especial merecen las votaciones de los asambleístas Esteban Bernal del Movimiento Participa y Héctor Yépez de SUMA; quienes, desafiando la decisión de sus organizaciones, no avalaron con sus votos la designación como vicepresidenta, de alguien que se encuentra claramente descalificada para serlo. Bien harían ambos legisladores en buscar otros caminos, alejados de las tentaciones oficialistas en las que han caído sus partidos.

Queda claro entonces que en el Ecuador hoy existe un único partido de oposición y ese es CREO. Bien valdría que los ecuatorianos que no adherimos a un modelo económico fracasado y plagado de corrupción, lo recordemos en las próximas elecciones del 2019.

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