El Perú de Vargas Llosa

Así es como Perú pasa de ser un país con hiperinflación y elevado porcentaje de desempleo, a convertirse en la segunda economía de América Latina, después de Chile, con mayor crecimiento del PIB per cápita desde el año 1990.

Fujimori y los presidentes subsiguientes solamente continuaron con el plan. El Perú se ha institucionalizado hasta el punto que es probable que la mayoría ignore quién es el presidente.

Perú se integró con el mundo. Tiene una red de tratados de libre comercio que lo vinculan con las principales economías. Marcan la cancha. Eso hace que no puedan realizar reformas económicas internas opuestas a los tratados. Así se evita la incertidumbre y surge la confianza que permite al inversionista planificar a largo plazo.

Gracias a eso, el Perú cambió su conducta comercial. Tradicionalmente, su principal comprador había sido los Estados Unidos. Hoy, el principal cliente es China, luego Estados Unidos y después Chile El primer inversionista es España (energía y telefonía) y el segundo es Gran Bretaña (minería).

La agricultura peruana renació con el libre comercio. Actualmente es un país agroexportador importante. Se da el lujo de competir con Ecuador en banano orgánico. Es el principal productor del mundo de arándanos y aguacate (palta hass), cuando esas frutas no existían hace una década en su territorio. También es el segundo productor de paprika del planeta, un condimento que ese país no elaboraba hasta hace veinte años. Lo que sembraba antes de los tratados era caña de azúcar y algodón.

Los tratados también modificaron el patrón de producción. Actualmente hay una agroindustria intensiva en capital con riego tecnificado en medio de una geografía costeña desértica. En Israel llueve más y sus técnicas no sirven en Perú, por lo que utilizan tecnología de riego californiana. Los tratados comerciales trajeron seguridad jurídica a los inversionistas, a través de mecanismos justos para la resolución de conflictos, como el arbitraje internacional. Algo que al Ecuador no le gusta, pero debe superar para prosperar.

Ninguna de las innovaciones peruanas fueron inventos de funcionarios públicos. El plan económico de Vargas Llosa marcó la cancha para que los emprendedores puedan crear negocios en libertad.

El Perú ha facilitado el libre comercio porque el arancel promedio es el 2%. El del Ecuador es el 12 %. Tampoco existen empresas públicas que pierdan dinero.

Los ahorros de los jubilados se realizan a través de las administradoras de fondos de pensiones, generando ahorro nacional y empleo.
Con un norte definido no dependeremos de los precios de las materias primas o de unos pocos productos, como le ocurrió al gobierno ecuatoriano anterior con la lotería petrolera, pilar fundamental de actos de corrupción que no mejoraron la calidad de vida de los electores. Apliquemos el pragmatismo sobre el dogma y a todos nos irá bien.

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