Inventario de sandeces

Eduardo Carmigniani
Guayaquil, Ecuador

La tarde del pasado lunes 30 de julio fue negada la impugnación que el exsuperintendente de Bancos, Christian Cruz, presentó contra su destitución. Quedó así, finalmente, fuera del cargo que ejerció desde el régimen Correa con el auspicio del tristemente célebre Patricio Rivera, adalid, entre otras cosas, de la opacidad en el manejo de las cifras de la deuda pública y de maquillajes contables como enchufar entidades financieras del propio Estado al Banco Central, simulando reducir lo que se le debía con una cuestionada -hoy hasta por el presidente Lenín Moreno– “dación en pago”.

Ese mismo 30 de julio, Cruz dejó firmando una última resolución (SB-2018-771) que retrata su inmarcesible inclinación hacia un intolerable dirigismo estatal hipertrofiado. A guisa de regular los riesgos de pérdidas por aspectos operativos, se entromete hasta en minucias administrativas como detallar las funciones “mínimas” de los departamentos legales de los bancos (art. 12), u obligarlos a contratar pólizas de seguros contra fraudes (disposición general primera).

Lo peor es que, o no entiende cómo funcionan las entidades cuyo control le fue encargado, o ni siquiera entiende español. Una prueba: se mete a detallar las funciones mínimas que debe realizarse para mitigar los riesgos legales, y dice que eso debe estar a cargo de una asesoría legal “independiente”, con “personal capacitado y experiencia” (art. 12). La banca generalmente cuenta con departamentos legales a cargo de funcionarios en relación de dependencia, bajo régimen laboral. ¿Qué pretende Cruz con aquello de la asesoría legal “independiente”? ¿Pretende cambiar un modelo que viene funcionando bien, y con menores costos que los de los abogados externos? ¿Pretende forzar el despido de los asesores legales internos? ¿O ni siquiera entiende lo que ha firmado, pues los abogados internos no prestan servicios “independientes”, sino todo lo contrario?

En fin. Ya se fue y bien ido está. Toca ahora, a quien se encargue de la Superintendencia de Bancos, hacer inventario y corregir las sandeces que hereda, de las que he dado solo ejemplos.

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