«Expulsión» de Correa busca frenar acceso de sus seguidores a elecciones

El expresidente Rafael Correa, en Guayaquil, el 5 de febrero de 2018. Foto: Marcos Pin / API

Juan Pablo Arévalo, director del Movimiento Acuerdo Nacional ecuatoriano (MANA), dijo hoy en entrevista con Efe que la expulsión simbólica de Rafael Correa de sus filas lo que buscaba era impedir la participación del correísmo en las elecciones seccionales del año que viene.

«No participaremos en las seccionales si es que nos toca, pero vamos a dar la pelea legal hasta que nos reconozcan como representantes legales de MANA», dijo el directivo.

Documentación en mano para rebatir los alegatos de una rueda de prensa, ayer, en la que el fundador original del movimiento, Víctor Hugo Erazo, «expulsó» simbólicamente a Correa de sus filas y presentó a otra persona, Vanesa Suárez, como representante legal, Arévalo asegura que Suárez dimitió el pasado 7 de mayo.

Y que Erazo buscaba torpedear el registro de MANA como partido, llegar a «litigio» y, con ello, que no puedan acudir a las seccionales de la mano de los seguidores de Correa.

MANA, una formación que existe desde hace años, se perfilaba en los últimos meses como refugio del correísmo, dada las dificultades que están encontrando los seguidores del expresidente para constituirse en partido político desde que se separaron de Alianza País, tras romper con el actual mandatario Lenín Moreno.

Aunque han intentado registrarlo en dos ocasiones ante el CNE, hasta ahora los correístas no han podido obtener su propia clave, por lo que en abril recurrieron a MANA, que sí la había obtenido, como nueva plataforma política.

En ese sentido, Arévalo asegura que fue él y un grupo de amigos quienes reactivaron un partido abandonado que en 2013 fue descalificado por el CNE por incumplimiento de regulación electoral, y que lo hicieron porque, de otra forma, hubiera sido «más complicado, mucho más largo».

Pero que nada tienen que ver con los fundadores originales, y que la alianza con Correa y sus seguidores vino después, en abril.

Apoyado por la militancia correísta que se separó hace meses del movimiento oficialista Alianza País, Arévalo tenía previsto acudir hoy a presentar las 461.000 firmas que han recogido, pero no lo ha hecho por temor a perderlas.

«Perderíamos el movimiento», respondió al ser preguntado por Efe por la razón que les llevó a dar un paso atrás en el último momento y esperar a que el CNE decida a quién pertenece realmente el movimiento.

Y se justificó en que si las entregaba y después el movimiento quedaba en manos de los fundadores originales, esas firmas, que son de «seguidores de la Revolución Ciudadana», quedarían en manos de otros o se bloquearían como posibles militantes de otra formación, hasta que cada uno de ellos se desafiliase.

«Es una jugada bien pensada», insistió al recordar que los plazos para poder presentar candidatura a las seccionales se vencen en breve, y que la respuesta del CNE no llegará a tiempo porque le han asegurado que se pronunciarán en «15 días».

Las elecciones locales y regionales ecuatorianas están previstas para el 24 de marzo, por lo que teniendo en cuenta los plazos de registro necesitarían presentar las firmas a fines de este mes («30 días antes del 24 de septiembre»).

«Lo que pasó ayer es planificado», se reiteró Arévalo.

Subrayó que el nombre del nuevo movimiento es «Acuerdo Nacional por la Revolución Ciudadana», la fisión del pequeño grupo que él consolidó y de otro más numeroso que representa al correísmo, a los que se unieron porque «ellos tienen una estructura gigantesca y nacional».

Esa nueva formación política cuenta, según dijo, con «personas notables como Rafael Correa en la dirigencia».

El miércoles, en su rueda de prensa, el fundado original de MANA vapuleó a Correa y afirmó que no podían ser miembros del partido aquellos «personajes que hicieron mucho daño al Ecuadordurante 10 años, que persiguieron, encarcelaron, maltrataron, secuestraron y asesinaron a gente». EFE

er-elb/cav

Más relacionadas