El comercio exterior ecuatoriano (II)

Jorge Calderón Salazar

Jorge Calderón Salazar

Guayaquil, Ecuador

El comercio exterior ecuatoriano presenta altibajos en estos casi 20 años de dolarización; evidenciado por el lado de las exportaciones en una alta dependencia del petróleo, que permitió en la época de bonanza entre 2017 a 2014 recibir más de 200 mil millones de dólares en ingresos por este rubro, esto “distrajo” a las autoridades y se volvió a desatender a los productos relacionados el sector no petrolero, en especial el agrícola que una vez más quedó relegado del discurso y no existió una verdadera política para impulsar la agroindustria, por ejemplo.  Solo entre 2013 y 2017 la contracción de las exportaciones fue equivalente a 22.1% (casi 6000 millones de dólares), cayendo de 25 mil millones de dólares aproximadamente que se situaron el 2013 a 19 mil millones en el 2017, cabe señalar que las exportaciones petroleras representaron en el 2013 el 60% de las exportaciones totales pasando al 2017 a representar el 34% aproximadamente. Para el 2018 el panorama es otro, en lo que va del año se registra 14,418 millones de dólares en ventas al extranjero.

En lo concerniente a las importaciones, estás registraron un acelerado crecimiento pues por el alto nivel de circulante derivado de la inyección de gasto público en la economía, llevó a que aumenta las compras hacia el extranjero.  Para el 2013, las importaciones llegaron a ubicarse en casi 27 mil millones de dólares, y al 2017 se situaron en 20 mil millones de dólares, la contracción registrada se debió a un conjunto de medidas aplicadas por el gobierno de ese momento enfocadas a “proteger la dolarización”, que trajo consigo una contracción de casi 24% en las importaciones, perjudicando la libertad de consumo de las personas y de las empresas. Las importaciones de bienes de consumo fueron las más afectadas con una caída de cerca del 40% enre 2013 y 2017; para lo que va del 2018 las importaciones registran 14440 millones de dólares, por lo que la balanza comercial registra un saldo negativo de 20 millones de dólares después de casi 30 meses de superávit.

Cabe señalar que el déficit comercial era de esperarse pues la tendencia registraba en cada una baja del saldo comercial positivo, siendo la anterior medición de 140 millones de dólares a julio. Si bien hay una recuperación paulatina del precio de barril de petróleo (aunque ha sufrido bajas en algunas semanas, es alto para lo que se tiene presupuestado) y a eso debe agregarse la recuperación de los precios de algunas materias primas a nivel mundial.  Aún así no todo es color de rosa, pues hay severas presiones a nivel global, como por ejemplo, el dólar registra una mejor posición respecto a otras monedas, la guerra comercial entre Estados Unidos y China, la salida de flujos de inversión de países emergentes hacia economías desarrolladas, etc.  Además los últimos meses del año tradicionalmente registra un alza el rubro de importaciones por las compras de materias primas y de bienes consumo, y a eso el efecto del retiro de las trabas que el gobierno levantó respecto a la restricción de las importaciones, conlleva a que las importaciones superen a las exportaciones.

Ahora bien, el gobierno debe concentrarse en vender más al mundo, por lo que los acuerdos comerciales que concrete en los próximos años serán fundamentales para ese cometido, ser parte de la Alianza del Pacífico, OCDE, entre otros o con países como Estados Unidos, Corea del Sur, China, etc., garantizando el acceso a mercados con alto poder adquisitivo.  La balanza comercial debe mejorar por la vía de la competitividad más no porque establezcamos restricciones a las compras provenientes del extranjero.  Las estrategias para mejorar la competitividad no deben ser solo hacia afuera sino también a lo interno, por ejemplo, reducir el costo de la electricidad (más 14 hidroeléctricas y esto no sucede), flexibilizar el mercado laboral, reducir la carga tributaria en el país, llevar a cabo verdaderos procesos de agroindustrialización, programas públicos de apoyo a emprendedores enfocados a exportar bienes o servicios, mejorar la conectividad, cristalizar procesos de creatividad e innovación en el sector privado, entre otros. Si el gobierno quiere encaminar adecuadamente la economía, será imprescindible que el sector externo se priorice para que sea tangible la creación de plazas de trabajo. (O)

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