«Hades», la base submarina con la que Pekín agitará el Mar del Sur de China

Bautizada en honor al dios griego del inframundo, «Hades» es la base submarina que China planea construir en la Fosa de Manila, una ubicación que, por su naturaleza, a 5.400 metros de profundidad y muy cerca de las costas de Filipinas, plantea un doble reto tanto científico como diplomático para Pekín.

El macroproyecto, anunciado por la Academia China de Ciencias de Pekín en noviembre, pretende crear la primera base submarina de inteligencia artificial del mundo, con la que China estudiará el fondo del océano, recolectando minerales y analizando formas de vida desconocidas hasta la fecha.

Esta idea de erigir el primer «Atlantis» de la historia surgió el pasado mes de abril tras una visita del presidente chino, Xi Jinping, al Instituto de Ciencia e Ingeniería Marítima de Sanya, en Hainan. «No hay caminos en las profundidades del océano. No tenemos que convencer a otros países», afirmó el mandatario comunista.

Según los investigadores que trabajan en la iniciativa, «Hades» costará en torno a 1.100 millones de yuanes (unos 140 millones de euros), la mayoría dedicados al desarrollo de tecnología capaz de trabajar en condiciones atmosféricas extremas, debido a la presión y a la continua actividad sísmica de la zona.

Con todo, el científico no es ni mucho menos el principal obstáculo para que el proyecto salga adelante: China ha fijado como ubicación preferente la Fosa de Manila, muy próxima tanto de Filipinas como del Bajo de Masinloc, un banco de arena por el que Pekín y Manila tuvieron una disputa hace dos años.

«China no dudará en militarizar la base de inteligencia artificial en la Fosa de Manila. De hecho, ya ha militarizado las islas artificiales que ha construido, pese a las promesas de que no iba a hacerlo», señala a Efe Elizabeth Larus, profesora en la Universidad de Mary Washington y experta en los conflictos de Asia-Pacífico.

Desde hace varios años, el Mar del Sur de China ha sido testigo de continuas disputas territoriales de varios países, entre ellos China, Filipinas, Taiwán, Malasia, Brunei y Vietnam, razón por la que es una de las zonas con mayor actividad militar del mundo.

De hecho, en el 2013 el anterior Gobierno filipino, presidido por Benigno Aquino III, llevó a China a la Corte Permanente de Arbitraje de la ONU, que falló que Pekín había violado los territorios de pesca y de explotación petrolífera de Manila, así como construido «ilegalmente» islas artificiales en sus aguas.

En este sentido, China, que no aceptó la resolución, ha defendido la construcción de la base submarina como un «proyecto en el que todos ganan», presentándolo como un mecanismo para advertir, por ejemplo, de los frecuentes terremotos de la zona.

«Es posible que Duterte dé luz verde a la iniciativa si China promete suficiente ayuda y proyectos de infraestructuras. Si se niega, Pekín puede negarse a ofrecer más ayudas o suspender otro tipo de colaboraciones, como las licencias para mandar grupos turísticos a Filipinas», sostiene Larus.

Pese a la buena relación entre Duterte y Xi Jinping, que a finales de noviembre acordaron avanzar en la colaboración económica y en la explotación de petróleo y gas, la opinión pública filipina no ve con buenos ojos al proyecto, señala a Efe Calla Wiemer, profesora en la Universidad de Filipinas.

«Aunque Duterte es muy popular, la gente no aprueba su acercamiento a China. Tiene apoyo público en casi todo lo que hace, pero no en esto. Hay muchísimo malestar por las pérdidas de territorio», afirma.

«Sinceramente, no creo que Duterte lo acabe aceptando, incluso aunque quiera. La propia Constitución de Filipinas lo impide», añade la experta.

En cualquier caso, las autoridades chinas confían en que la colaboración en materia de datos y tecnología convenza al resto de países de la viabilidad de «Hades», una intención que, según Larus, «no debería tomarse en serio» si Pekín militariza finalmente la base. EFE

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