No hay mal que dure cien años

Alberto Molina

Alberto Molina
Guayaquil, Ecuador

Son veinte años de la más grande tragedia que sufre Venezuela. De los escenarios que se barajan, lo dijo el Secretario de la OEA, no se descarta la intervención militar.

La última intervención militar de los Estados Unidos fué en Panamá en 1989. Gobernaba Panamá una narcodictadura encabezada por el Manuel Noriega, un general corrupto, que se mantenía en el poder gracias a una brutal represión contra el pueblo; organizó una horda de delincuentes que los llamaba los Batallones de la Dignidad y eran los que ejecutaban impunemente la represión y cometían crímenes brutales.

Noriega hacía alarde de su poder hasta que las tropas norteamericanas invadieron Panamá; durante la invasión no asomó un solo miembro de los mentados Batallones de la Dignidad y el muy cobarde dictador se refugió en la Nunciatura Apostólica, para luego entregarse y ser llevado por las tropas invasoras a una cárcel de EE.UU. como a un vulgar delincuente. Ahora Panamá es uno de los países más prósperos de Latinoamérica.

Volviendo a Venezuela, los militares fueron corrompidos por el dictador Hugo Chávez y se ganó su incondicionalidad. El usurpador del poder, Nicolás Maduro, siguió con la misma tónica de la corrupción y los prostituyó más. Cómo no van a ser incondicionales los militares con Maduro si a ellos se les entregó el más grande negocio como es el petrolero, administran Pdvsa y la distribución de alimentos y manejan un fabuloso mercado negro que les deja ingentes «ganancias».

Hoy existen alrededor de 1200 generales con privilegios y canonjías sin límite y han amasado grandes fortunas. El temor que tiene esa cúpula corrupta es que al caer Maduro, con seguridad ellos serán juzgados e irán a parar a la cárcel. Unas Fuerzas Armadas corrompidas desde los generales hasta los últimos soldados; pregunto: ¿tendrán mandos confiables y con liderazgo y las tropas estarán entrenados para combatir?

Los países que le apoyan a Maduro, son todos gobernados por dictadores; Rusia, China, Irán, Cuba, Nicaragua, Bolivia. Hay que recordar que Rusia negoció con Chávez la venta de armamento por la friolera de 6 mil millones de dólares; a China, Venezuela le debe decenas de millones por préstamos; los gobiernos de estos dos países estarán pensando en cómo cobrar y si cae Maduro, peor.

El «apoyo» de Cuba es un capítulo especial, Fidel Castro consiguió un gran cordón umbilical, desde la época de Chávez y ahora con Maduro, Venezuela entrega a Cuba, 110 mil barriles de petroleo diarios, eso le permite solventar sus necesidades y tener un remanente que Cuba revende. Además se conoce que hay 22 mil cubanos, de estos, varios cientos de militares cubanos controlan las Fuerzas Armadas de Venezuela, creando al interior un poderoso servicio de inteligencia que vigila y controla a aquellos militares que no están alineados en «la revolución bolivariana», para darles de baja, incluso encarcelarlos.

Visto así este tétrico panorama, va a ser difícil que los militares dejen de apoyar a Maduro. Una alternativa sería una salida negociada con los militares apoyada por una presión internacional fuerte especialmente por parte de EE.UU. en lo referente a los importantes negocios económicos que tiene Venezuela en territorio norteamericano. Además de lo señalado, una intervención militar no está descartada.

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