La vulnerabilidad de la era digital

Maríasol Pons
Guayaquil, Ecuador

Si algo sabemos de esta época es que no tenemos, en promedio, el suficiente conocimiento para manejar el alto contenido tecnológico de la cotidianidad. Aplicado al mundo político la era digital es el sueño de todo método político que busque difamar o generar polémica. El fenómeno del fake news y la poca disciplina del público de cerciorar sus fuentes antes de compartir contenido alimentan este fenómeno propio del morbo humano.

Al final de la semana pasada se publicaron videos donde Nancy Pelosi, Presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos y la mujer electa con mayor rango en la historia de Estados Unidos, aparecía hablando como si estuviese embriagada o intoxicada. Está comprobado que los videos fueron alterados; su velocidad fue reducida al 75% así como también alteraron el tono de voz de Pelosi para que parezca mas real. Uno de los videos fue compartido por el presidente Donald Trump desde su cuenta de Twitter, los videos fueron virales y a pesar de la evidente alteración del video, Facebook escoge permitir que continúen en su red -con un comentario de una organización que comprueba datos- con el objeto de que los usuarios tengan la “potestad” de decidir si la información es válida o no. Van más allá diciendo que la política de Facebook no es asegurarse de que los videos que se comparten en esa red sean verídicos y que ellos (Facebok) cumplen -en casos como el de estos videos- con presentar la información y disminuir la exposición del contenido. Twitter no ha comentado sobre el tema y el video continua estando en la cuenta del Presidente Trump, You Tube eliminó el video de su plataforma porque contravenía sus reglas.

Los videos de Pelosi fueron compartidos no solo en redes sino también reproducidos por medios convencionales previo a su autenticación y posterior denuncia. No es la primera vez que esto sucede. La imagen de Pelosi no se afecta para el público informado, pero si frente a la gran masa desinformada que devora contenido manipulado y falso. Si bien el usuario es responsable de corroborar que la información que digiere es verídica, también el medio debería tener la responsabilidad de no permitir que esto se de. Una raya más para Facebook.

El fenómeno del fake news se fortalece frente a la inacción de los protagonistas. Los trucos sucios no son novedad ni en la política ni en otros ámbitos, pero la escala va en aumento con la exponencialidad del daño. Es necesario reflexionar al respecto porque aquí nadie se salva -a no ser que hablemos de quienes todavía manejan un Nokia y no tienen cuentas en redes.- La calumnia y la injuria tiene una tipificación en los códigos de aplicación de justicia, los fake news son un baile intermedio que se escapa de la tipificación. La responsabilidad yace en la capacidad de los actores de respetarse por encima de las diferencias, pues absolutamente todos somos vulnerables. Si no es por principios, que sea por egoísmo; hoy por ti, mañana por mí.

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