La mesa de la impunidad

Hernán Pérez Loose

Guayaquil, Ecuador

El gobierno ha pedido comprensión ante las inminentes medidas económicas que se apresta a enviar a la Asamblea Nacional. Comprender –que no es lo mismo que entender– implica un proceso cognitivo, un tomar conciencia de algo, que culmina con su aceptación plena, una suerte de interiorización. Si es así, el gobierno se ha equivocado al pedir comprensión. Porque no la va a encontrar. En política –porque de eso se tratan las medidas económicas, de un asunto político– no se logra la comprensión de la sociedad si no es con acciones. Solo las acciones políticas pueden generar comprensiones y, en ocasiones, hasta sacrificios. Y eso es lo que no ha habido.

Para comenzar, no se comprende por qué el gobierno ha hecho tan poco o casi nada para rastrear y recuperar al menos algo de los 70.000 millones de dólares robados por la banda de mafiosos liderada por Correa. En otras naciones esas operaciones han sido posibles. No se comprende por qué el gobierno no instituyó una comisión internacional contra la impunidad, con una veintena de investigadores, expertos, fiscales y peritos bajo los auspicios y financiamiento de la ONU para que colabore con la Fiscalía General en el procesamiento de las mafias políticas criollas. Para ello existen interesantes experiencias en el extranjero que bien pudieron seguirse y mejorarse.

El correísmo y sus contrapartes deben estarle agradecidos al gobierno por no haber creado una comisión con esa fuerza. No se comprende tampoco cómo es que en la cúpula del poder siguen trabajando tranquilamente funcionarios que jugaron un papel clave en el montaje de la más inmoral persecución judicial de Correa, abogados que fueron instrumentos eficientes del gobierno más corrupto de nuestra historia y que hoy siguen al servicio de sus patrones.

Y cómo es que hay decenas de lacayos del correísmo que siguen enquistados en los pasillos del poder remando en favor de la impunidad. No se comprende cómo se sigue contratando a empresas vinculadas con la red de sobornos 2012-2016 (Arroz Verde), cómo no se anulan esos contratos fruto de la corrupción por objeto ilícito y cómo se sigue contratando con China conociendo la opacidad de sus transacciones. No se comprende por qué aún no se conmina a los pilotos (militares) de los aviones que viajaron a los paraísos fiscales a nombrar a quiénes llevaban. No se comprende por qué no se aclara el atraco de Coca Codo Sinclair, un robo que fue hasta reportado por el New York Times como caso emblemático de corrupción. No se comprende cómo siguen tan campantes como asambleístas alguien que está glosada por la Contraloría por más de 40 millones de dólares y un sujeto responsable de atroces crímenes como el cometido contra Galo Lara.

Pero si de comprensión se trata, la falta de acción de la “oposición” –que en realidad no existe, pues lo que hay es una “oposición oficial”– es igualmente asombrosa. Esperar que Moreno les deje la mesa servida parecería ser el precio de su inmovilidad. Y ahora nos toca pagar la farra del correísmo. (O)

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