Cientos de guerreros de la Amazonía ecuatoriana se unieron este viernes a las protestas de indígenas en Quito contra las medidas económicas del Gobierno, mientras en la provincia de Cotopaxi, en el centro andino del país, se mantiene la atención ante una nueva retención de policías.
Perteneciente a la nacionalidad Shuar, de la provincia amazónica de Pastaza, Domingo Tan, aseguró a Efe que llegaron para «hacer una marcha pacífica» y para reclamar sus derechos.
«Tiene que escuchar el Gobierno, si no quiere escuchar, ya tiene que irse a la casa», dijo el indígena que llegó a Quito portando una flecha hecha de un árbol llamado pambil.
Junto a sus compañeros, el indígena exige que el Gobierno liderado por Lenín Moreno, derogue el decreto por el que la semana pasada eliminó el subsidio a los combustibles, lo que desató la protesta de varios sectores sociales.
Pero insistió en que no han llegado a la capital a enfrentarse con las fuerzas del orden.
Según él, miles de indígenas han salido de la Amazonía para sumarse a las protestas, algunos se encuentran ya en recintos de universidades cercanas a la Casa de la Cultura Ecuatoriana, en Quito, otros en iglesias y unos más están en camino.
Edgar Chunmbí, de la nacionalidad shuar-achuar de Pastaza, comentó a Efe que tras caminar desde el interior de su provincia llegaron a la ciudad del Puyo donde se quedaron una semana, pero como aún no encuentran respuestas del Gobierno a sus pedidos, se desplazaron a Quito.
Explicó que la lanza que portan es un «símbolo» de la defensa de sus derechos y aseguró también que no han llegado para enfrentarse con las fuerzas del orden sino en busca de soluciones.
En el ágora de la Casa de la Cultura, los indígenas escuchaban a primeras horas de hoy discursos en los que sus dirigentes apuntaron que están en el sitio «para luchar hasta las últimas consecuencias, hasta que se derrame la última gota de sangre».
Por otra parte, en el complejo de la Casa de la Cultura, ciudadanos solidarios, como Ramiro Chalco y su amiga Silvia ofrecían comida a sus «hermanos indígenas».
Chalco explicó a Efe que se han organizado con vecinos y tras cocinar a la madrugada se desplazaron en sus vehículos a la zona de la Casa de la Cultura para ofrecer alimentos a los manifestantes en «la lucha contra este Gobierno».
«Compartir es amar y debemos compartir con nuestros hermanos que están ellos por nosotros y por todos mismo», comentó Silvia ante una gran olla de unos cien litros, de la que repartieron avena a los manifestantes.
«Aquí todos somos hermanos, todos, no vemos color, razas, todos somos hermanos ecuatorianos», dijo Chalco al asegurar que repetirán su actividad voluntaria, solidaria y con sus propios recursos económicos hasta que la situación se solucione.
Al tiempo, otro grupo de personas que sirvieron alimentos a los indígenas, se trasladaron luego al centro histórico de la ciudad para replicar su ayuda, este vez, a los miembros de las fuerzas del orden que custodian la zona en previsión de la llegada de manifestantes.
A la Casa de la Cultura, llegaba esta mañana un gran cantidad de productos para preparar alimentos y también mucha ropa para distribuir entre los convocados.
La situación en el ágora de la Casa de la Cultura donde los indígenas retuvieron el jueves a ocho policías (que liberaron en la noche), era de tranquilidad esta mañana.
Mientras tanto, se mantiene la expectativa por la situación de otros policías que fueron retenidos anoche en la provincia de Cotopaxi, en el centro andino del país.
«Confirmo policías retenidos contra su voluntad en Pujilí. Todos se encuentran en Maca Milinpungo», escribió en Twitter sin más detalles la ministra del Interior, María Paula Romo.
En medio de un festivo nacional, y con persistentes problemas en el servicio de autobuses en ciudades como Quito, Ecuador cumple este viernes nueve días de protestas, algunas de ellas violentas, que han dejado cinco muertos, según la Defensoría del Pueblo.
Ecuador está bajo estado de excepción decretado el 3 de octubre por el jefe de Estado para velar por la seguridad y evitar el caos en el país. EFE