En buen romance

Raúl Andrade Gándara

Rochester, Estados Unidos

La dirigencia indígena interpretó, en forma primaria pero efectiva, la queja de muchos analistas sobre la ineficacia y lentitud del gobierno en frenar el exceso de gasto y recuperar el dinero robado. Con algunas distorsiones y simplezas por supuesto. Quien les informó de estos argumentos fue en buena parte la prensa a la que agredieron, cuya principal responsabilidad fue no darles el protagonismo que ellos deseaban.

El odio al FMI, herencia de los discursos marxistas de sus asesores, los llevó a un corralito intelectual del cual no pueden salir. De igual manera, desdijeron su propio discurso sobre la naturaleza, la contaminación y afines para convertirlo en un bodrio contradictorio e incomprensible a simple vista.

El gobierno dio a conocer, entre otros argumentos, la existencia de negocios lucrativos y subterráneos tanto para los narcos como para los contrabandistas, muy frecuentemente unidos a unos indígenas codiciosos y por qué no decirlo, muy pobres, que se beneficiaban con el subsidio. Pero en resumen, el mensaje enviado al régimen fue: no sigan sacando dinero del pueblo y solucionen de otra manera su déficit. Todos tenemos problemas y estamos cansados de los que ustedes nos crean cada mandato.

Lo hicieron de la manera más cruel, y lograron su cometido. Hasta el momento, el decreto substitutivo que logre armonizar los pedidos de los unos y las necesidades de los otros no aparece. Y ojalá logre su meta. Los que aparecen son los líderes indígenas para ratificar la derogatoria e instruir al gobierno sobre los precios que deberán regir a partir de hoy. Y la paz se presenta como el supremo argumento para aceptar esta imposición a quienes deberían dictar las medidas en beneficio del bienestar de un país.

¿Todos contentos? Pues no. El deterioro de las instituciones ha llegado a un nivel alarmante. La debilidad del Ejecutivo, la abulia del Legislativo y la corrupción del Judicial han desatado una ola de rechazo indefendible en la ciudadanía.

Cada insurrección es más dura y preocupante. Las FFAA son una estructura que debería ser firme pero que en la práctica presenta fisuras. El fantasma del golpe, aunque real y palpable, parece insuficiente para justificar totalmente el desborde de violencia y resentimiento que los marginados han hecho visible en estas jornadas de violencia.

Cuando aparezcan encuestas sobre la reacción ciudadana ante los desafueros de estos doce días, cuando el ciudadano común tenga la posibilidad de expresarse sobre su miedo, su frustración y sus terrores, tendremos más argumentos para hacer disecciones de esta asonada.

En última instancia, quien perdió fue el País. La paz es algo que se consigue con lucha. Lo otro se llama claudicación. Y es muy frágil. Se puede convertir muy rápidamente en dictatorial. Sin autoridad no hay Estado y sin Estado no hay país.

El futuro nos dirá hacia donde nos encaminarán las decisiones de estos días. Que el odio a Correa no nos ciegue. El país es más que él, existió antes que él y seguirá después de él. Es nuestra misión como ecuatorianos defenderlo y hacerlo vivible y agradable para todos. Los expatriados pueden relatar su historia y su certeza de ser considerados ciudadanos de segunda en cualquier país al que hayan ido. Defendamos lo nuestro porque es el único sitio en el mundo en donde somos ciudadanos de primera . No hay discusión posible al respecto.

Más relacionadas