Una mayor apertura comercial, el fortalecimiento del sistema financiero y una mejora de la competitividad sugirió este miércoles el presidente de la Federación Ecuatoriana de Exportadores (Fedexpor), Daniel Legarda, en un foro en el que se analizaron los retos y desafíos de la dolarización en el país.
El panel, también integrado por el catedrático Marco Naranjo y la gerente del Banco Central, Verónica Artola, pasó revista a los veinte años de vigencia de la dolarización en el país, ya que un 9 de enero del año 2000 se anunció la muerte del sucre, la antigua moneda nacional, y la adopción del dólar estadounidense.
El expresidente Jamil Mahuad decretó la dolarización en esa fecha, pero doce días más tarde era derrocado en medio de intensas protestas sociales y una crisis financiera considerada como al peor de al historia nacional.
Mahuad dispuso que el dólar se cambiara a 25.000 sucres, lo que generó un desasosiego social que se tradujo en una masiva emigración de ecuatorianos, calculada en 2,5 millones de personas que fueron en busca de mejores oportunidades a destinos como Estados Unidos, España e Italia, entre muchos otros.
Ahora, veinte años más tarde, varios economistas alaban el modelo adoptado porque permitió alcanzar una estabilidad económica, evitó las devaluaciones, que haya una baja inflación y constantes crecimientos del Producto Interior Bruto (PIB).
Legarda destacó la estabilidad alcanzada, pero remarcó que el modelo se ha mostrado eficiente pese a que el país no ha tenido la suficiente disciplina fiscal.
Según él, si Ecuador no hubiese adoptado la dolarización, ahora tendría una realidad mucho más precaria y cercana a situaciones similares como las que afrontan otros países como Argentina o Venezuela.
«La dolarización se hace con dólares» y por eso el sistema financiero debe robustecerse para evitar los riesgos del pasado, cuando las entidades financieras tenían serios problemas de liquidez, agregó Legarda.
Además, en Ecuador debe haber «una mayor apertura comercial» para fomentar las exportaciones y mejorar el ingreso de las divisas necesarias para sostener el modelo de dolarización.
Y se preguntó: «¿Por qué nos negamos a acuerdos comerciales», cuando debería -según su criterio- darse una «mayor apertura e integración» de Ecuador con los mercados internacionales?.
El presidente de Fedexpor sugirió que casa adentro haya una «mayor competitividad», no sólo con la adopción de políticas laborales y fiscales flexibles, sino con el decidido empeño de la empresa privada para mejor ese factor productivo.
De su lado, la gerente del Banco Central, Verónica Artola, aseguró que la dolarización fue adoptada tras una aguda crisis financiera, pero que el modelo fue suficientemente estudiado para aplicarlo en el país y sostenerlo en el tiempo.
Según ella, «el Banco Central es el custodio de la dolarización» y por eso esta institución debe cumplir un rol definitivo en el sostenimiento del modelo.
Artola dijo que la dolarización necesita de dólares y que por ello se debe pensar en estrategias para fortalecer los medios de pago electrónicos que permitan reducir el peso que tiene el uso del dinero físico.
El catedrático Marco Naranjo, por su parte, recordó las críticas contra la dolarización al momento de aplicarla en enero de 2000, pues muchos analistas consideraban que ese podía constituirse en «un salto al vacío».
Para él, la dolarización se afincó en el país gracias a la «racionalidad de los ecuatorianos» para asumir el modelo y dejar atrás décadas de incertidumbre y problemas devaluatorios e inflacionarios.
Naranjo criticó a quienes creen que podría haber un cambio de modelo y sostuvo que el sistema ha sido lo mejor en política pública que ha generado el país. EFE