El príncipe Guillermo de Inglaterra ha confesado a un amigo que está desolado porque la estrecha relación que disfrutaba con su hermano, el príncipe Enrique, se ha desmoronado, según ha publicado The Sunday Times.
«Apoyé a mi hermano toda la vida y ya no puedo hacerlo más, somos entidades separadas”, ha dicho William, mientras ambos se preparan para enfrentarse cara a cara en la cumbre real que se celebrará el lunes en Sandringham, para discutir las condiciones tras el anuncio de Harry, y su esposa, la actriz estadounidense Meghan Markle, de que abandonan las obligaciones como parte de la familia real.
William también habló de su frustración por el hecho de que Harry ya no forme parte del “equipo” al decidir convertirse en “independiente económicamente” de la corona. Sin embargo, espera que “llegue un momento” en el que el duque y la duquesa de Sussex vuelvan a “jugar para el mismo bando”.
El corresponsal de realeza de la cadena BBC Jonny Dymond indicó este viernes que los funcionarios de la Corona se encuentran inmersos en «negociaciones» y «deliberaciones», con el objetivo de establecer «en cuestión de días y no semanas» un nuevo rol para el príncipe Enrique y su esposa, Meghan Markle, que se ha marchado a Canadá.
El matrimonio anunció el pasado miércoles, sin previa consulta a otros miembros de la Monarquía, que dividirá su tiempo entre el Reino Unido y Norteamérica (posiblemente Canadá, donde la duquesa residió durante siete años) y que trabajarán para llegar a ser económicamente independientes.
Los expertos en Casa Real no descartan que, en el hipotético caso de que no se alcance un acuerdo, el hijo menor de Carlos de Inglaterra y la malograda Diana de Gales, sexto en la línea sucesoria, pueda perder sus títulos o incluso tenga que renunciar a ellos.
Los medios locales informan hoy de que Meghan ha regresado a Canadá, donde ella y su esposo pasaron recientemente seis semanas -incluyendo el periodo navideño, rompiendo con la tradición-.
Allí, al parecer, se encuentra su hijo, Archie, de ocho meses, a quien dejaron bajo el cuidado de una niñera y la mejor amiga de la duquesa.
Se prevé que Enrique se reúna pronto con ellos, al tiempo que sus ayudantes resuelven en el Reino Unido qué les depara el futuro.
El anuncio del popular matrimonio, que cayó como una bomba en el palacio de Buckingham, «disgustando» a la soberana, ha generado distintas reacciones entre la ciudadanía.
Muchos aplauden ese acto de rebeldía, mientras que otros reprochan al príncipe su «falta de respeto» hacia la Monarquía.
Analistas han observado que detrás de los planes de la pareja subyace su manifiesto descontento con «aspectos importantes» de sus compromisos oficiales.
Ahí caben, según señala Jonny Dymon, de la BBC, desde el «odio» de Enrique hacia las cámaras a su «visible aburrimiento con los aspectos ceremoniales» que conlleva su cargo.
Mientras se resuelve el embrollo real, el ya bautizado popularmente en las redes sociales como «Megxit» -juego de palabras ideado por los tabloides británicos, que han visto un paralelismo con el «brexit» o salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE)- ya ha empezado a tener sus primeros efectos.
Entre ellos, la retirada confirmada por el londinense Museo de Cera Madame Tusseaud de las figuras de Meghan y Enrique de la zona destinada a los miembros de la Casa Real británica.
Mientras el asunto continúa generando titulares, una encuesta de opinión difundida hoy por la firma YouGov señala que un 45 % de los británicos respalda la decisión adoptada por los duques de reducir su vida pública.
En cambio, un 26 % de los participantes en el sondeo la rechaza y un 30 % no opina, al tiempo que un 63 % considera que la financiación de sus gastos debe cambiar.
- Con reportes de EFE