Hay ocasiones en las que la vida te empuja a dejarlo todo. La actriz Frances McDormand se convierte en una nómada que se lanza a la carretera para escapar de sus traumas y de la precariedad en la película «Nomadland«, que hoy emocionó en el cierre de la Mostra, en la que opta al León de Oro.
Su personaje es el rostro de una mujer vapuleada por las crisis, por su despido y por la dificultad para volver a su edad a un mercado laboral que ha cambiado y que no le reserva una calurosa bienvenida, un problema en auge también en su país, Estados Unidos.
«En todo el mundo están creciendo unas enormes desigualdades entre quien tiene y no tiene», lamentó la actriz en una rueda de prensa por videoconferencia en Venecia, adonde no pudo acudir por la pandemia pero que la recibió con aplausos.
La cinta, dirigida por la chinoestadounidense Chloé Zhao, ha sido la encargada de cerrar la competición de este septuagésimo séptimo Festival de Venecia, y lo ha hecho con una buena acogida.
«Nomadland» está dedicada a «todos los que tuvieron que partir», quienes dejaron sus vidas atrás en busca de nuevos horizontes.
Es el caso de Fern (McDormand), una mujer adulta que como muchas otras asistieron al cierre de la empresa en la que trabajaban en los duros años de la última crisis económica.
La protagonista carga un furgón con sus cuatro pertenencias para emprender el vuelo hacia otras latitudes, atravesando las vastas llanuras de Arizona o helándose en el invierno de Nevada, mientras lidia con sus traumas personales y el recuerdo de su difunto marido.
De una vida que pudo ser y no fue.
Pero no está sola. A lo largo de este peregrinaje las caravanas y furgones se agolpan en los arcenes, como en comunidades: son el «hogar» de miles de personas que, como ella, lo perdieron todo o que simplemente decidieron vivir al margen del canon establecido.
Mientras, ella busca trabajo, limpia retretes o fríe patatas, a pesar de la tentación de sumarse a las cadenas de distribución del coloso Amazon, en las que no encaja, como el rostro de una generación descartada por el denominado «progreso».
«La elección de vivir en movimiento tiene mucho que ver con la desigualdad económica que existe en mi país, aunque la intención no es dar hacer una declaración política», sostuvo McDormand, secundada en esta idea por la propia directora.
La película partió del libro documental «Nomadland: Surviving America in the 21st Century» (2017), de la escritora Jessica Bruder, cuenta con la emotiva música de Ludivoci Einaudi y entre sus «actores» están Linda May y Swankie, dos «nómadas» en la vida real.
La actriz, Óscar por «Fargo» (1996) y «Three billboards outside Eving, Missouri» (2017), recordó su experiencia rodando con nómadas reales y aseguró que en ellos solo encontró «una gran humildad».
Juntos conformaron un equipo de 25 personas y viajaron durante cinco meses por siete estados diferentes, convirtiéndose en una «entidad única».
Entre esta gente también hay quienes han decidido vivir sobre ruedas por su cuenta y riesgo, no empujados por la vida, algo que McDormand consideró como una nueva idea del sueño americano «no vinculada al éxito material» pero igualmente válida.
Sin embargo, sea cual sea el motivo que les empujó al asfalto, lo que queda de manifiesto en la película es el valor de la comunidad, de arroparse los unos a los otros.
«Lo evidente de la película es que la comunidad es importante para ellos, son autosuficientes pero de vez en cuando se reencuentran porque necesitan a la comunidad y conocerse», apuntó.
Por otro lado se proyectó la película «In between dying», una pieza críptica sobre el viaje de un hombre tocado por la muerte en busca de su historia con la que el azerí Hilal Baydarov compite también por el máximo galardón.
LOS PREMIOS EMPIEZAN A LLEGAR EN VENECIA
A la espera de que este sábado se de a conocer el León de Oro de una edición del todo inédita, a causa de la pandemia, ya se han conocido algunos galardones de las secciones paralelas.
En las Jornadas de los Autores, concurso autónomo de la Mostra, se impuso la película rusa «Kitoboy«, el periplo de un joven ballenero que lo deja todo, roba una moto y acude a conocer a una mujer que ha conocido en un chat erótico.
La cinta se ha impuesto a la única latinoamericana que competía en esta sección, «Tengo miedo torero«, la adaptación cinematográfica del chileno Rodrigo Sepúlveda de los escritos de Pedro Lemebel, protagonizada por Alfredo Castro y el mexicano Leonardo Ortizgris.
En el otro certamen paralelo, el de la Semana Internacional de la Crítica, se impuso «Hayaletler» (Fantasmas) de la turca Azra Deniz Okyay. El mexicano Jorge Cuchí, que competía con su drama «50 (o dos ballenas se encuentran en la playa)», se fue con las manos vacías.
Y por último el «Queer Lion» a la mejor obra de temática homosexual fue para «The world to come«, la historia de dos granjeras que se enamoran en la América profunda del siglo XIX dirigida por la noruega Mona Fastvold. EFE