Primero, devuelvan lo robado

Hernán Pérez Loose

Guayaquil, Ecuador

¡Qué cinismo! Se habrían llevado mil millones de dólares, según varios informes, y ahora proponen regalar 400 dólares mensuales, que encima no serán de contado, sino dizque electrónicamente, y de paso es dinero que no se lo podrá llevar al exterior. Y lo peor de todo es que ese supuesto dinero no sale del bolsillo de ellos –que sería lo lógico– sino que sería deuda pública o el resultado de ficciones financieras. Pero cuando ellos se robaron miles de millones, allí no se los llevaron en moneditas electrónicas o por el celular o en “dólares” de nuestro quebrado Banco Central. No. La plata que ellos se robaron fue en dólares de los Estados Unidos de América, en dinero contante y sonante, que ellos sí lo pudieron depositar en cuentas bancarias del exterior, dinero que sí lo pudieron amasar en caletas, cisternas o tumbados, o lavarlos comprando haciendas, edificios, carros de lujo, mansiones y negocios. ¿Por qué no mejor devuelven a los ecuatorianos el dinero que se robaron en vez de ofrecer la sandez que han propuesto?

Es más, si solo devolvieran la mitad de esos miles de millones de dólares que se robaron, alcanzaría y sobraría para que cada familia pobre ecuatoriana tenga por varios años fondos para rehacer su vida, para iniciar un emprendimiento o tenga un pequeño capital de reserva. Si devolviesen solo la mitad de todo el despilfarro, coimas, sobreprecios y sobornos que se llevaron por más de una década –robos que el Gran Ladrón tuvo el descaro de decir que no afectaba el erario nacional, pues eran “acuerdos entre privados”– con solo eso, los ecuatorianos más pobres tendrían algo de esperanza para salir de la crisis en que están inmersos.

El problema con la propuesta no es la dolarización –que ciertamente terminaría por acabarse–. No hay que perder el tiempo analizándola desde las ecuaciones de la macroeconomía. No. Este es un asunto de criminología, de delincuencia organizada. Lo que buscan con la propuesta es la impunidad. Buscan que el país, especialmente los ecuatorianos más pobres, se olviden de que se robaron miles de millones de dólares y que se contenten con 400 dizque dólares al mes, enviados por celular. Ofreciéndole migajas a la pobreza, lo que pretenden es borrar el gigantesco robo que cometieron. A la mafia no le importa la dolarización ni el desarrollo del país ni el déficit fiscal ni la gente y menos su salud y educación. Lo que le interesa es seguir robando y que nadie los moleste. Que no los molesten las Diana Salazar, las Daniela Camacho, los jueces honestos –que sí los hay–, o gente como el recién fallecido Ec. Jorge Rodríguez.

Una vez más ha quedado al descubierto que al jefe de la pandilla lo único que le preocupa es ver cómo se anula la sentencia que lo condenó, cómo distrae al país con sus shows a través de sus títeres: pero, sobre todo, cómo el Ecuador se olvida de que se le robaron miles de millones de dólares, cómo se olvida de la necesidad de establecer una comisión internacional bajo la ONU con plenos poderes para que dé soporte a la Fiscalía.

Los ecuatorianos no necesitan que los políticos les den limosnas electrónicas, prefieren trabajar y ganar dinero de verdad. Pero eso sí, que primero devuelvan lo robado, y luego se podrán discutir sus ridículas ofertas electorales. (O)

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