Guevara, Iglesias y Petro, ramas del mismo árbol

Pedro Corzo

Miami, Estados Unidos

Es una realidad incontrastable que cada generación tiene personalidades notables en diferentes actividades que son asumidas como estandartes por segmentos de la misma o por todos sus componentes. Esos referentes con el tiempo integran una especie de templo de paradigmas que suelen ser la inspiración para el surgimiento, desarrollo y trascendencia de ideas o actitudes que van a determinar o influir en los procesos de renovación de la sociedad.

La mayoría de estos arquetipos se forjaron en base a sus acciones, y su trascendencia está estrechamente ligada a quienes como parte de su generación decidieron imitarles o porque los integrantes de las descendencias sucesivas entendieron que era un legado que había que perpetuar.

No obstante, algunos de estos paradigmas son consecuencias de mitos hábilmente elaborados por sus promotores y partidarios, sostenidos siempre en un gran cumulo de medias verdades con ediciones a fondo de la verdadera practica del sujeto ensalzado. Son ficciones necesarias para promover corrientes de opinión que enganchan fuertemente en aquellas personas que coinciden con el glorificado, algo similar a las campañas que promueven el consumo masivo de productos o servicios.

Este sería el caso del español Pablo Iglesias y el colombiano Gustavo Petro en base a la admiración que comparten, aparentemente, por el pensamiento, vida y obra de Ernesto “Che” Guevara, quien ha sido llamado el Carnicero de la Cabaña por las numerosas personas que allí ejecuto y quien escribió de manera reiterada que matar era un medio importante en su existencia.

El personaje que el vicepresidente del gobierno español, Iglesias y candidato a Presidente de Colombia, Petro, admiran, dijo en Naciones Unidas, “Fusilamientos, sí, hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario. Nuestra lucha es una lucha a muerte”, además escribió, “Si los misiles hubiesen permanecido en Cuba, nosotros los habríamos usado contra el propio corazón de los Estados Unidos, incluyendo la ciudad de Nueva York” y en una carta a su esposa le dijo, “Querida vieja: Aquí en la selva cubana, vivo y sediento de sangre, escribo estas ardientes líneas…”

Petro e Iglesias son de hornadas distintas, pero evidentemente ambos sujetos admiran a un individuo que defendió a ultranza el uso de la violencia extrema como solución de los diferendos y la eliminación de los adversarios para evitar la disidencia, lo que conduce a pensar estarían dispuestos a poner en ejecución las practicas sanguinarias de su admirado “Che” en caso de disponer de poder para hacerlo.

Un buen índice es que el vicepresidente primero del Gobierno de España, Pablo Iglesias, manifestó que los fusilamientos de Guevara en La Cabaña, Cuba, fue un «acto de justicia de la revolución cubana», además de calificarlo como «un ejemplo para la historia de la liberación de los pueblos y la justicia social», ignorando a sabiendas que esas ejecuciones de produjeron sin juicio y como atestiguan varios compañeros de Guevara las sentencias habían sido dictada antes de los espurios juicios celebrados, por eso me sumo al pánico de los directivos de la ONG Cuban Prisoners Defenders, al conocer tales declaraciones del alto funcionario de una de las democracias emblemáticas del mundo.

El secretario general de Podemos, aliado de Hugo Chávez y de la dictadura teocrática iraní atribuyo a Guevara una frase no confirmada, mientras no dijo la que está avalada por todos los investigadores, “No dispare. Soy el Che Guevara. Valgo más vivo que muerto», una expresión que algunos atribuyen a un momento de debilidad del comandante a quien Iglesias rinde tributo.

Gustavo Petro, durante su vida ha testimoniado ser un verdadero seguidor del “Che”, no un simple simpatizante. El político colombiano ha ido más allá de su breve comentario alrededor de la trascendencia del asesino argentino cubano, al igual que el desaparecido guerrillero asumió el camino de la violencia cuando empezó a militar en el Movimiento M19, una guerrilla urbana con un prontuario criminal que puede honrar la memoria del insurgente que fracaso en El Congo y luego en Bolivia.

Gustavo Petro y Pablo Iglesias admiran a Ernesto Guevara, conclusión que lleva a una pregunta, ¿aplicaran los métodos del “Che” si llegan a tener poder y condiciones para hacerlo?

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