Ultimátum

Walter Spurrier

Guayaquil, Ecuador

Guillermo Lasso llega al poder con un plan coherente para enfrentar la enredada situación económica y sacar al país adelante. La tarea más urgente es la vacunación, que marcha a paso vencedor.

Anunció la segunda tarea, captar inversión privada para incrementar la producción petrolera y fortalecer las finanzas públicas. Adicionalmente dispone la eliminación de obstáculos burocráticos a la inversión, tanto para el comercio exterior como la contratación laboral.

Las otras instituciones del Estado dificultan la tarea. Si no hubiera Consejo de Participación, ya habría contralor. El poder judicial está podrido; delincuentes vip capturados in fraganti son sobreseídos.

En la Asamblea hay mayoría para echar abajo el programa económico. Está en contra de los acuerdos que desgravan el comercio internacional. Aprueba una ley descomunalmente generosa con el magisterio, imposible de financiar. Exige que se mantenga el subsidio al diésel. Se mantiene en silencio encubridor cuando una de sus integrantes da consejos de cómo robar bien. Se opone al Ciadi, a sabiendas de que las empresas de las democracias occidentales están prohibidas de pagar coimas, lo cual las deja en mal predicamento con algunos magistrados de nuestras cortes.

También son obstáculos ciertas instituciones de la sociedad organizada. El FUT se moviliza contra el alza de combustibles. Y está la Conaie.

Leonidas Iza envía un ultimátum al presidente. Que para agosto 10 derogue el alza gradual del diésel y gasolina extra, que renuncie a la gran minería y que decrete la reestructuración a largo plazo de los créditos bancarios. Que luego se reúna con la Conaie para recibir instrucciones de la política económica que debe implementar. Si el presidente no se somete, la amenaza velada es un nuevo levantamiento para tomarse Quito. En su libro Estallido Iza compara su gesta de octubre 2019 junto con el correísmo al violentísimo levantamiento en San Petersburgo de 1905, que fracasó pero abrió el camino para la caída del zar en 1917. ¿Creerá Iza que podrá derrocar al Gobierno en esta ocasión?

Las organizaciones que representan a ciudadanos organizados tienen derecho a hacer planteamientos, criticar medidas, manifestarse públicamente, pero de ninguna manera pueden arrogarse el derecho a imponer a un gobierno su programa económico. Sean obreros, empresarios, economistas, indígenas o expresidentes. Eso es usurpar el mandato del Ejecutivo.

Lasso salió al paso de Iza, aclarándolo. El alza de los combustibles seguirá. No es inflacionaria. A pesar del alza de los combustibles, hoy un salario compra más de lo que adquiría un año atrás. Solo se mantendrá congelado el precio del transporte público, y se estudia cómo subsidiarlo.

En cuanto al no a la minería, Lasso responde dando protección policial a la minera cuyo bloque en Buenos Aires, Imbabura, fuera invadido por ilegales, y expide mediante decreto la política minera.

Se vienen tiempos difíciles. La salida de la crisis económica depende del éxito del programa de Lasso. El triunfo de los opositores a ultranza, unos por miopes y otros por subversivos, daría al traste con las posibilidades que nuestros hijos tengan un futuro mejor.

Toca a la sociedad civil, hombres y mujeres de buena voluntad, defender esta propuesta del Gobierno. Nos jugamos la última carta. (O)

  • El texto de Walter Spurrier ha sido publicado originalmente en El Universo.
Protesta de la UNE, en el puente de la Unidad Nacional, a fines de julio de 2021.

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