Guayaquil, Ecuador
Cumplir lo propuesto con eficiencia notable y honestamente. Ese podría ser el resumen del cumplimiento de la promesa electoral de Guillermo Lasso: vacunar 9 millones de ecuatorianos en 100 días. La campaña 9/100.
En un país donde casi todo lo relacionado con la salud pública está salpicado de corrupción, desde el reparto de los hospitales hasta el acaparamiento y especulación con los insumos médicos y las pruebas rápidas, la titánica tarea de cumplir con el proceso de vacunación de manera honrada y sin ningún escándalo, parece algo surrealista. Pero así ha ocurrido, Lasso ha llevado adelante con éxito su proyecto bandera.
Pero eso no ha sido todo. En lo económico o relacionado con ello, llevó adelante una importante reforma arancelaria; expidió los decretos para enmarcar sus políticas petrolera y minera, en claro impulso a la inversión privada y el aumento de la producción; reingresó al Ecuador en el sistema CIADI, lo que equivale a salir de la jungla y volver a la civilización.
Expidió el reglamento a la ley de arbitraje terminando con 16 años de mora luego de su codificación el año 2006; dispuso la liquidación de Seguros Sucre con lo que regresó la libre competencia al mercado de seguros; ordenó se elimine de la central de riesgos a quienes deben menos de $ 1.000; y, obtuvo del FMI la importante cantidad de 1.000 millones de dólares en derechos especiales de giro.
En lo tocante a la libertad de expresión derogó el reglamento a la ley mordaza de comunicación y envió a la asamblea la ley pertinente, en clara partida de defunción contra la política de amedrentamiento y amenaza constante a los periodistas que prevaleció del 2008 al 2018.
Todo ello en 100 días. No es pelo de rana. Por algo la popularidad anda en cerca del 75%.
Y la Asamblea anda celosa. Su aceptación bordea el 20%, lo que, en una asamblea nuevecita, estrenada el 15 de mayo, es dramático. Y por ahí dicen que la culpa del desprestigio la tiene el Ejecutivo. Como si el ejecutivo tuviese algo que ver con la conducta personal de los legisladores, con los mediocres debates, con su negativa permanente a tratar reformas políticas, con el “no” anticipado a las reformas laborales y tantas otras declaraciones altisonantes e imprudentes de la legislatura.
La muerte cruzada ronda en la cabeza de los asambleístas aunque lo natural sería que la consulta popular para la reforma política venga de la iniciativa ciudadana que duerme en la Corte Constitucional desde hace meses y que recibió el respaldo de mas de 300 mil firmas y que elimina el Consejo de Participación Ciudadana y retorna al congreso bicameral, lo que sin duda preocupa al actual parlamento, el cual, de ser aprobada esta reforma se tendría que ir a su casa sin muerte cruzada.
En fin, en 100 días no solo se ha vacunado, sino que se ha gobernado. Puede ser que algunos músicos desafinen, lo que es natural en una orquesta que recién empieza. Tendrán que aprender la partitura, que la tiene clara el director. Pero que el pueblo está optimista lo dicen las encuestas, se respira en el ambiente y se vislumbra desde el exterior, donde el régimen tiene gran respetabilidad.
Faltan 1.340 días todavía, pero los primeros 100 dan para la esperanza.
