
Guayaquil, Ecuador
“La mejor manera de saber si puedes confiar en alguien es confiando”, decía Hemingway.
En solo 100 días, el presidente alcanzó altos niveles de aceptación ciudadana. La vacunación pasó de ser una promesa a ser una realidad que ha servido de disparador de la actividad económica venida a menos por la pandemia, el retorno a clases y la normalización casi completa de la vida en el país.
Al mismo tiempo, el Gobierno dio pasos firmes en la política petrolera y redujo aranceles en más de 660 productos, contribuyendo a una reducción de costos de producción. Esto ha generado un factor esencial para el progreso: confianza. Este elemento será el eje central para apoyar las propuestas futuras del Gobierno. La confianza es la que promueve de mejor manera la inversión, el empleo y la mejora de la recaudación tributaria.
En lo internacional, el Gobierno abre puertas sin distingos de filiación ideológica, buscando lo mejor para el país y promoviendo confianza, que se ha traducido en una percepción que ha mejorado todas las calificaciones de las agencias internacionales sobre el país y su futuro.
Aún queda mucho trecho de gobierno y, naturalmente, bastante más por hacer. Quedan pendientes las políticas de Estado para los sectores sensibles del país: agricultura, minería, seguridad ciudadana y logística, sector eléctrico, el comercio exterior, entre otros.
Necesitamos salir del enfrentamiento entre facciones que tanto daño nos ha hecho. Combatir la corrupción con políticas públicas preventivas es vital, tanto más cuando en el país operan casi una veintena de empresas públicas ineficientes, con exceso de personal y evidentes índices de corrupción. Son la coladera de muchos millones de dólares que van a parar a intermediarios y proveedores con sobreprecio. En los gobiernos anteriores, el Estado se convirtió en un ogro de mil cabezas.
El presidente, personalmente, anunció que enviará a la Asamblea un amplio proyecto de ley, al que ha denominado Creando Oportunidades, la confianza es su mayor aliciente. Sin duda esto traerá cola política, que obliga al Gobierno a articular mejor las relaciones con la Asamblea, que pasa por un mal momento, y a organizar, a la vez, un mejor manejo de la política tomando la iniciativa en lugar de ser reaccionario.
El capital político del Gobierno se fortalece con la ciudadanía y se debilita en esta cruzada política para atacar problemas de fondo, como los subsidios de los combustibles, una nueva y ajustada reforma laboral para estos tiempos de escasez de ocupación formal y la generación de oportunidades crediticias para emprendedores y sectores sensibles, como la agricultura.
La confianza lo es todo, y como estilo hacer en esta columna, le acerco una sugerencia, mover el Gobierno a la territorialidad es urgente, generar compromisos directos con los ciudadanos permitirá que esa confianza se transforme en certezas.
Somos un país que necesita confiar; el engaño y la trampa han sido un factor común de donde la gran mayoría de los ecuatorianos quiere estar lejos y, si es posible, olvidarlo. (O)
- El texto de Alfonso Roggiero Pareja ha sido publicado originalmente en el diario El Universo.
