Afganistán, la tumba de los imperios

Alberto Molina Flores

Guayaquil, Ecuador

Luego del 11 de septiembre del 2001, Estados Unidos declaró la guerra al terrorismo y sentenció que no tendría escapatoria y, peor aún, no quedaría impune persona o país que haya participado directa o indirectamente en ese terrible atentado. Inmediatamente se identificaron los países sospechosos y al principal implicado, un tal Osama bin Laden y su grupo terrorista, Al Qaeda. Bin Laden estuvo vinculado a la CIA y fue uno de los organizadores de la guerrilla, en la década de los 70, que resultó una pesadilla para las fuerzas soviéticas de ocupación en Afganistán.

El primer país en ser “castigado” en la guerra contra el terrorismo fue Afganistán, un país pobre y atrasado, gobernado por los Talibanes que habían impuesto un medieval fundamentalismo del Islam, en donde se conculcaba todos los derechos fundamentales, las mujeres fueron las principales víctimas de ese gobierno.

Afganistán fue ocupado por las fuerzas de Estados Unidos y sus aliados, las mismas que luchaban en un territorio agreste y hostil, en donde ya han tenido fracasos humillantes las fuerzas invasoras. Las lecciones de la historia no terminan de aprenderse. Los británicos olvidaron sus intervenciones desastrosas en Afganistán; luego, el humillante retiro de los soviéticos y ahora las tropas de los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, igualmente se han visto obligadas a una retirada con sabor a derrota.

La historia de Afganistán es la historia de lucha y de resistencia contra los invasores; invasor tras invasor han conquistado Afganistán. El 25 de abril de 1839 las tropas británicas capturaron Kandahar después de una intensa lucha; estas mismas fuerzas enfrentaron a una dura resistencia en Kabul, el pueblo afgano les atacó desde todos los costados; las tropas británicas fueron diezmadas y una derrota humillante fue el resultado.

El presidente Obama anunció el paulatino retiro de sus tropas y de sus aliados; vale decir que el único trofeo de las fuerzas de ocupación fue la muerte de Osama bin Laden, después de 10 años de una cacería implacable.

El presidente Donald Trump concretó la retirada de las tropas norteamericanas de Afganistán en el plazo de 14 meses, con la firma del acuerdo con los talibanes en Doha, capital de Qatar, el 29 de enero de 2020; por último, el presidente Joe Biden culminó el retiro de las tropas norteamericanas, permitiendo el retorno de los talibanes al poder. Se ha dicho que ocupar un país con una gran fuerza es relativamente fácil, lo grave y costoso es mantener la ocupación y peor la retira.

Con seguridad, la trágica historia de los invasores siempre volverá a repetirse.

No hay que olvidar lo que el emperador romano Julio César, en sus Comentarios a la guerra de las Galias, hace dos mil años,escribió: “Un imperio no necesita justificar la guerra, ésta es parte de su naturaleza. El imperio no necesita razones”.

Afganistán, históricamente se ha convertido en la tumba de los imperios.

Alberto Molina Flores

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