La muerte del líder del Estado Islámico probablemente no reducirá sus ataques

Estado Islámico. Foto: EFE/Archivo

La muerte del líder del grupo yihadista Estado Islámico (conocido en países árabes como Daesh), Abu Ibrahim al Hashimi al Qurashi, en una operación estadounidense realizada ayer, jueves, en territorio sirio asesta un golpe a sus células todavía activas en Siria e Irak, pero no se prevé que derive en una reducción de los ataques.

El «califa» se inmoló ayer durante una redada de fuerzas especiales de Estados Unidos en una vivienda de la provincia noroccidental siria de Idlib, el último bastión opositor del país y donde también fallecieron otras doce personas, la mitad de ellas niños.

Al Qurashi había sucedido a Abu Bakr al Bagdadi tras su muerte, también durante una intervención estadounidense en el noroeste de Siria, en octubre de 2019, apenas seis meses después de que el EI fuese derrotado territorialmente en la nación y dos años después de perder el vecino Irak.

Poco impacto operativo

Aymenn Jawad al Tamimi, experto en extremismo de la Universidad George Washington, dijo a Efe que el «ánimo» no decaerá en las filas integristas por la «muerte del líder», ya que «la mayoría de los miembros no tenía ni idea de quién era» Al Qurashi, que no divulgó ni un solo vídeo suyo en casi dos años y medio al frente de Daesh.

Por ello, el analista no espera «un cambio importante en la organización» y cree que las «operaciones militares del grupo continuarán como antes».

La formación terrorista todavía no ha anunciado quién sustituirá a Al Qurashi y no parece haber ningún candidato destacado para el puesto, pero Al Tamimi ve claro que «habrá otro sucesor desconocido y será aceptado por los miembros de la organización en todo el mundo».

Max Boot, experto del Consejo de Relaciones Exteriores, también prevé que el «revés» sufrido por el grupo sea «temporal», puesto que «la organización se ha vuelto tan descentralizada y dispersa que un cambio en el liderazgo de máximo nivel supondrá probablemente poca diferencia».

«Mientras tanto, el Gobierno de Irak continúa siendo perpetuamente débil y dividido, y Siria se mantiene en el caos al seguir la guerra civil tras más de una década», agregó Boot en un artículo escrito para su centro investigador.

En Siria, algunas células del Estado Islámico continúan en activo en el vasto desierto del centro del país, de cuya orografía se aprovechan para lanzar ataques y emboscadas contra los kurdosirios y las fuerzas leales al presidente sirio, Bachar al Asad, y luego huir a sus escondites.

Además, las decenas de miles de yihadistas y sus familiares detenidos desde la ofensiva final contra el grupo en las áreas nororientales administradas por los kurdos han probado ser una gran amenaza para la seguridad del país árabe.

Entre los pasados 20 y 30 de enero, entre 4.000 y 5.000 prisioneros del EI se amotinaron en una cárcel de la provincia de Al Hasaka con ayuda de otros compañeros en libertad, un alzamiento que se saldó con casi 500 muertos y que es considerado su acción de mayor envergadura desde la caída del «califato» en Siria.

El grupo yihadista mantiene presencia en Irak

Por su parte, Irak, el país que vio nacer a Daesh y donde el grupo controló amplias zonas desde 2014 hasta su derrota territorial en 2017, ha registrado en los últimos años un aumento en las acciones de la organización terrorista en provincias del centro y del oeste como Kirkuk, Diyala o Anbar.

No existen cifras oficiales de cuántas células integristas quedan allí, pero el analista Laith Alkhouri estima que hay alrededor de 5.000 miembros del Estado Islámico todavía en activo, sobre todo «en áreas de mayoría suní», en el centro y norte del país, al ser «lugares donde han operado durante muchos años y les es más cómodo moverse».

Para el asesor en materia de Antiterrorismo, el papel de Al Qurashi fue importante porque fue capaz de «revivir las operaciones del grupo en Irak», país que continúa siendo su «centro de gravedad» y, por tanto, seguirá sufriendo sus ataques.

«Con el objetivo de mantener el poder y mantenerse en el centro de atención, el grupo trabaja para aumentar las operaciones en las zonas de confort (…). También envía una señal de confianza a sus afiliados globales de que el grupo está vivo y bien, lo que eleva su moral», explicó a Efe el también director ejecutivo de Intelonyx Intelligence Advisory.

Quien sí espera una reducción en las acciones del EI es el coronel de la Comandancia de Operaciones Conjuntas de Irak, Mohamed al Yaburi, si bien dijo a Efe que las fuerzas iraquíes intensificarán sus operaciones antiterroristas al ver posibles algunos ataques para «alzar la moral de sus miembros» tras perder a Al Qurashi. EFE (I)

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