Guayaquil, Ecuador
El periodista Andersson Boscán ha escrito en la cuenta de Twitter de «La Posta», tras la aparición en el parqueadero del Ministerio de Defensa del sujeto al que la prensa bautizó como «Don Naza» (que se dedicaba a captar dinero de particulares con el artilugio de pagar ingentes intereses), que las Fuerzas Armadas del Ecuador «están billeteadas y corruptas».
Sin más información que la noticia difundida en los medios, ha descrito a los militares como «vagos, ineptos y cómplices de la corrupción» por no haber capturado a un hombre que describe como «el delincuente más buscado del país», omitiendo el hecho cierto de que no existía ninguna orden de prisión en su contra dictada por ningún juez, y que recién al día siguiente de su aparición en La Recoleta, la Fiscalía lo acusó del delito de captación ilegal de dinero y pidió su prisión preventiva, sin que el juez la hubiera ordenado.
Boscán remata su ataque, horas después de la aparición del cadáver de Don Naza, sin que exista informe alguno sobre los sospechosos del crimen, ni indicio de que en él hubieran participado elementos uniformados, agregando, en evidente referencia a las Fuerzas Armadas del Ecuador, que «la peor mafia del país viste de camuflaje».
Nunca antes nadie ha injuriado a los militares ecuatorianos como Boscán lo ha hecho en estos días. Los académicos pueden discutir si las instituciones tienen honor y si se las puede vilipendiar impunemente. Pero nunca antes, un periodista ni un político las ha ofendido de manera tan vil.
A mediados de la década de los ochenta, un deslenguado Abdalá Bucaram, que todavía no ganaba la Presidencia de la República, y que ejercía en esos momentos la alcaldía de Guayaquil, declaró muy suelto de huesos que “las Fuerzas Armadas no servían para absolutamente nada más que para desfilar el 9 de Octubre”. Pocos días después tuvo que huir del país cuando el Alto Mando Militar acudió en pleno ante la Corte Superior de Justicia del Guayas para demandarlo por injurias. Fue el comienzo de su exilio.
Yo no estoy seguro de que Boscán merezca el exilio. Pero creo que sus declaraciones ligeras deben ser contrastadas y discutidas en público porque entrañan un grave peligro a la Nación en un momento en que esta atraviesa una de las más peligrosas circunstancias quizás desde la invasión peruana de 1941.
El embate de los carteles internacionales del narcotráfico, que ha provocado 2.624 muertes por sicariato en las calles solo en el año pasado, y que intenta controlar territorialmente parte del Estado, no solo en los centros carcelarios donde ha provocado al menos tres masacres en el último año, sino establecer un corredor desde el Putumayo colombiano hasta los puertos de Guayaquil para exportar libremente la droga.
La guerra contra el narcotráfico debe ser el principal problema que amenaza al Ecuador en los actuales momentos. Tuitear que la peor mafia del país es la que viste de camuflaje, comparando a las Fuerzas Armadas con los carteles de la droga, y sostener que son incluso peores que aquellos, es tan ridículo como dañino para una sociedad que necesita más que nunca de una institución fuerte para enfrentar precisamente ese peligro.
A nadie le conviene debilitar a las Fuerzas Armadas tanto como a los carteles. Y uno puede preguntarse si Boscán no se ha dado cuenta de aquello. En una circunstancia bélica, él pudiera ser considerado un quintacolumnista, esto es, una persona que conscientemente sirve a intereses contrarios a los de su comunidad.
Omite contextualizar que, desde un punto de vista histórico y aún político, las Fuerzas Armadas del Ecuador han sido, y siguen siendo, la columna vertebral de la nación. No solo como forjadoras de la Historia, sino particularmente desde la década de los ochenta, principal sostén de la democracia y las libertades, aún en los duros momentos del correísmo.
Que en algún momento, alguno o varios de sus integrantes hubieran cometido delitos (por los que normalmente han sido, y son, procesados por los tribunales competentes) no implica de ninguna manera que las Fuerzas Armadas sean la peor mafia del país. De la misma manera que las desatinadas afirmaciones de Boscán no significan que la prensa ecuatoriana sea irresponsable o favorezca a los intereses de la mafia.
- Carlos Jijón, exdirector de LaRepública, ha sido Consejero de Gobierno del Presidente Guillermo Lasso hasta el 31 de marzo de 2022. Antes fue Decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de las Américas en Quito. Empezó a ejercer el periodismo en 1982, ha dirigido el noticiero Televistazo, de la cadena Ecuavisa, y «24 Horas» de Teleamazonas. Tiene a su haber dos Premios Jorge Mantilla Ortega, entregados por el diario El Comercio y un Premio Eugenio Espejo, por la Unión Nacional de Periodistas.