Estamos pasando horas negras

Alberto Molina Flores

Guayaquil, Ecuador

El ilustre presidente José María Velasco Ibarra, en sus discursos hace reflexiones profundas, llenas de fe y patriotismo. En estas horas trágicas que vive el país, alentadas por los intereses bastardos de los enemigos de la democracia, de la paz y de la justicia que quieren destruir a nuestra patria, las heroicas Fuerzas Armadas junto al pueblo, cobijados por el tricolor nacional, le dicen no al caos, no a la conspiración, no a la lucha fratricida, no al terrorismo, no al vandalismo irresponsable y cobarde. Sí a la fraternidad, a la paz y a la justicia.

Las sabias reflexiones del presidente Velasco Ibarra sirven de acicate a los sacrificados miembros de las Fuerzas Armadas que sabrán cumplir su deber con la Patria:

“Las horas que estamos pasando son horas negras. No debemos engañarnos, son horas en que no se sabe qué es derecho y justicia, qué es razón y sinrazón, Es la hora del maquiavelismo y el caos. Es menester que nosotros superemos esta hora con valor”.

“Soldados: sois insustituibles, en la defensa de la República, la estabilidad y la paz del país”.

“Cuando un hecho hay una agitación popular, una tal desorientación popular, que se palpa y se ve que un país, o se destroza o alguien tiene que poner orden”.

“Soldados: siendo vosotros el alma de la Patria, su vida, estando por encima de pequeñeces, de los disturbios, de las ambiciones y de los caudillos, permitís que las fuerzas cívicas evolucionen libremente, que se purifiquen a sí mismas, que la opinión pública vaya rechazando ambiciones miserables y permita las reacciones nobles, en busca de lo que es honesto, de lo que es lícito, de lo que es libre y de lo que es justo”.

“Al obedecer a la ley de la lucha por la vida, sois hombres que cumplís su deber. Os aplaudo. Pero os pido que el uso poderoso de vuestra fuerza, el uso invencible de vuestras armas, el uso heroico de vuestras bayonetas, de vuestros aviones, de vuestros buques, sea para sembrar en la especie humana un poco de fraternidad, para vencer la maldad que impide que la bondad triunfe”.

“Que ninguna fuerza política pretenda amenguar, rebajar, disminuir a las Fuerzas Armadas ecuatorianas, porque las Fuerzas Armadas ecuatorianas no son asunto de juego, no son asunto de pasión, ni asunto de convencionalismos políticos, ni ambiciones sin fundamento ni base; las Fuerzas Armadas ecuatorianas son la raíz misma de la Patria, su brazo, su columna vertebral de la República, su muralla moral; y así con la Patria no se puede jugar, con la Patria no cabe represalias, así también nadie puede jugar con las Fuerzas Armadas ecuatorianas, ni tomar represalias, ni venganzas, ni servirse de ellas en forma antipatriótica y arbitraria. Libertad, amplia libertad, absoluta libertad, pero respeto sagrado a la Patria y a las Fuerzas Armadas ecuatorianas, cimiento, base y defensa de la República”.

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