Miami, .- El artista peruano Fernando Bryce y el argentino Marcelo Brodsky se unieron este mes de junio en una residencia en Miami para crear “Territorios”, una obra de denuncia sobre los ataques que, en su opinión, es víctima Latinoamérica y las personas que fueren en su lucha por defender lo que es suyo, lo que es de todos.
En su primera obra en conjunto apostaron por una composición de grandes dimensiones (3 x 1,62 metros) en la que mezclaron el arte de denuncia y el fotoperiodismo para documentar los caídos por la lucha en pro de la justicia social y medioambiental.
Se trata de 10 activistas muertos en nueve países de Latinoamérica, desde el histórico exguerrillero sandinista Hugo Torres, que se encontraba detenido en Nicaragua cuando murió en febrero pasado, a Berta Cáceres, asesinada en 2016 por oponerse a la construcción de una hidroeléctrica en Honduras.
O también el activista ambiental brasileño Chico Mendes, asesinado en 1988 por parte de madereros y criadores de ganado, o la activista brasileña asesinada en 2018 Marielle Franco, «emblema de la resistencia contra (el presidente brasileño Jair) Bolsonaro», indicó Brodsky en entrevista con Efe.
En esta ocasión el artista argentino con obras expuestas en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York (MET) pintó sobre fotografías de heridas que el ser humano infringe al medio ambiente, de deforestación, de vertidos de petróleo, en su mayoría del fotoperiodista Rodrigo Abd, mientras que Bryce se centró en los retratos de los activistas.
Y en conjunto aportaron su visión personal al adaptar el cuadro «El martirio de San Hipólito», del pintor flamenco Dirk Bouts (1410/1420-1475), en el que se ve cómo cuatro hombres a caballo desmiembran a un hombre, imagen que ocupa el centro de su obra y que refleja, apuntaron, la actual situación de ataques a los activistas y defensores de los derechos civiles en la región.
«En el caso de América Latina, sufrimos la matanza de gente, la degradación de la democracia toda, nos está afectando a todos. Es como un despedazamiento. Empezamos por ahí y estamos con eso, en hablar de la destrucción de la naturaleza, de nuestro territorio», explicó Brodsky poco después de colgar por primera vez la obra.
Pero su implicación en esta situación va más allá de lo meramente artístico y alcanza el activismo social.
Tanto es así que un hijo de una de las diez protagonistas de la obra, la defensora de Derechos Humanos de las comunidades afro e indígenas en Colombia, Jesusita Moreno, asesinada por dos sicarios el pasado 8 de junio, les ha pedido a los artistas si pueden ayudarles a salir del país, porque tienen miedo de correr la misma suerte de su madre.
Y en vez de salirse de la foto, decidieron actuar y considerar este llamado como una “consecuencia de la obra”, y les pudieron en contacto con la organización no gubernamental de defensa de los derechos humanos Cejil.
La muerte de Moreno, sumada a la del periodista inglés Dom Phillips y el indigenista Bruno Pereira, muertos en la Amazonía brasileña fronteriza con Colombia y Perú cuando trabajaban sobre las amenazas contra los indios, les hizo cambiar de ideas sobre el tema de esta obra.
Si inicialmente querían abordar la invasión de Ucrania por parte de Rusia pasaron a tratar sobre las «problemáticas ecológicas, sexuales, raciales, de la naturaleza, etc., que atraviesan en este momento la vida de todos nosotros», explicaron.
El artista argentino indicó que se inspiraron en el «Guernica» y confían en que, al igual que sucede con la obra de Pablo Picasso sobre las víctimas de la guerra civil española, el público pueda «comunicarse emocionalmente con ella».
Bryce, que expone actualmente en el Centro de Arte Reina Sofía y con obras en colecciones de todo el mundo incluyendo el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA), indicó que están en conversaciones con una organización de derechos humanos para realizar muestras en instituciones que no sean artísticas para darle mayor difusión.
«Territorios» es el fruto de su residencia este mes de junio en El Espacio 23, el espacio de arte contemporáneo de Jorge M. Pérez en Miami. EFE
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