«Un buen soldado del cine»: Werner Herzog cumple 80 años

Werner Herzog

Persigue desde hace años personas, historias y paisajes extremos. Y con 80 años Werner Herzog aún no se detiene. «Intento seguir siendo un buen soldado del cine», dice el cineasta en el retrato documental «Werner Herzog – Radical Dreamer», que se estrena a fines de octubre en los cines.

«Mi vida tiene un sentido si cuento una historia que sé que está oculta en lo profundo de nosotros», resume el realizador.

Y orgulloso hace referencia a su trabajo incansable. Dice que hizo tres películas en un año y que un año antes, cuando no se podía viajar mucho a causa de la pandemia, rodó una película de ficción y escribió dos libros.

Herzog, que este lunes 5 de septiembre cumple 80 años, estará en torno a su cumpleaños en dos festivales de cine, según comunicó su portavoz a dpa. Primero en Telluride, en el estado estadounidense de Colorado, y luego en Toronto, Canadá. Allí presentará su nuevo documental «Theater of Thought» (teatro del pensamiento) sobre la investigación moderna del cerebro.

Sus memorias «Jeder für sich und Gott gegen alle» (cada uno por su lado y Dios contra todos), publicadas a fines de agosto, tienen 352 páginas. Pero su historia de vida podría ocupar varios tomos.

De hecho, ofrece material suficiente para la exposición que actualmente tiene lugar en la Cinemateca de Berlín con unas 250 piezas, entre ellas, imágenes de archivo, pero también material en video y escritos personales. 

Werner Herzog es un director de culto pero también es controvertido, señala la página web del museo.

La revista «Time» de Estados Unidos eligió a Herzog en 2009 una de las cien personas más influyentes del mundo. El mismo año, su documental sobre la Antártida «Encounters at the End of the World» («Encuentros en el Fin del Mundo») fue nominado a un Oscar.

Después de la Antártida, y tras pasar por una cueva en el sur de Francia («Cave of Forgotten Dreams», «La cueva de los sueños olvidados» o «La caverna de los sueños olvidados»), Herzog se centró en los corredores de la muerte en Estados Unidos, donde los condenados esperan la ejecución de la pena máxima, en el documental para cine «Into the Abyss» y la producción televisiva «On Death Row».

«Ese es material de una intensidad que nunca antes tuve en ninguna otra película», dijo Herzog en 2012 a dpa.

Nacido en Múnich en 1942 con el nombre de Werner Stipetić como hijo de una madre croata y un padre alemán, el artista creció en un pueblo de montaña en la frontera con Austria. Allí había buscado refugio su familia tras los bombardeos sobre Múnich.

Herzog cuenta en el documental «Radical Dreamer» que su padre desapareció poco después de su nacimiento y recuerda en una visita al pequeño pueblo las condiciones humildes, el hambre constante de los niños, pero también los juegos traviesos con sus hermanos, la naturaleza y la libertad de vivir según «las propias reglas».

Estudió Historia y Literatura y aprendió por sí mismo a hacer películas. Con casi 20 años rodó en 1961 su primer corto. En «Herakles» observó a fisicoculturistas que posaban delante de la cámara. Cuatro años más tarde, en la Berlinale 1968, ganó el Oso de Plata a la mejor ópera prima con «Lebenszeichen» («Signos de vida»).

Con colegas como Wim Wenders, Rainer Werner Fassbinder y Volker Schlöndorff, Herazog marcó el Nuevo Cine Alemán.

Buscó personajes fuertes e historias extremas. Con Klaus Kinski, el excéntrico protagonista de películas como «Aguirre, la cólera de Dios» y «Fitzcarraldo», rodó en los 70 y los 80 en las condiciones más difíciles y peligrosas en la selva sudamericana. Volvió a recurrir al frenético genio actoral en «Nosferatu, vampiro de la noche» y «Woyzeck». En el documental «Mi enemigo íntimo», Herzog descargó todo su amor-odio por Kinski.

Con su tercera esposa, la fotógrafa Lena Herzog, el californiano por elección vive desde los años 90 en Los Ángeles. Dice que le gusta estar en un lugar en el que se tiene la sensación de que pasa algo. «Aquí no solo se habla, sino que se hace».

Este trotamundos tiene en mente aún un destino muy especial. «Me gustaría volar al espacio», relata el padre de tres hijos en el documental. «Estoy a favor de investigar el espacio cinematográficamente». Después de todo, se maneja perfectamente en mundos extremos. dpa

ARCHIVO – El cineasta alemán Werner Herzog Foto: Arno Burgi/dpa

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