Un Ecuador para el futuro

Diego Montalvo

Quito, Ecuador

Pensar en el futuro del país va más allá del campo electoral. Es necesario formar líderes y cabezas de pensamiento crítico que permitan oxigenar a la población y ser una luz. El país podría atravesar una nueva ola de intelectuales y políticos que logren posesionar una bandera apegada a los valores y a rescatar la identidad y el civismo.

Es vital que estas iniciativas se den incluso desde espacios de la universidad y la academia. Políticamente (la derrota contundente del plebiscito en Chile y del no triunfo en una sola vuelta del populista de izquierda Lula Da Silva que podría dar ventaja a Jair Bolsonaro en una segunda) demuestra que cada vez estas ideas no calan en el colectivo ciudadano por el daño social que hicieron mientras estuvieron en el poder.

La gente clama un cambio, pero no sólo político sino económico y social. Tras la salida de Patricio Carrillo del Ministerio del Interior se vio un alto despliegue de apoyo que implica no sólo un respaldo a sus ideas, sino a lo que representa: la Policía Nacional y ese discurso de un líder que despierta seguridad y talante en sus actuaciones.

Resulta necesario revindicar al país, mostrarlo como una sucursal de garantías y compromisos. Mas ese es un tema que no sólo debe verse desde una esfera política sino ciudadana. Hay que apelar a la creación de más campañas de lectura y educación. De generar talentos que por sobre todo tengan valores que sean irrenunciables.

Durante muchos años de nuestra historia republicana (desde luego antes de la llegada del correísmo) la política y los líderes eran verdaderos e ilustres personajes donde más existieron honrados que deshonestos. Existieron presidentes de varias tendencias ideológicas pero que (en la mayoría de los casos) se pusieron la camiseta del país.

Hay que luchar contra las malas corrientes, que se hacen llamar a sí mismas “progresistas” cuyo único deseo es el de  mermar y llenar de odio a la gente y ponerlos unos contra otros. Defender los valores implica también evidenciar un grupo social que se sienta motivado hacia un camino certero de un futuro que es colectivo (más empleo, más seguridad y más desarrollo).

Un aspecto que es necesario es el evitar que la sensación de derrota siga ganando terreno en nuestros ciudadanos. Quienes integramos este país también debemos pensar en un modelo para este punto geográfico en el que vivimos. Si bien, mucha es tarea política, no todo lo puede realizar el Gobierno. Nos acostumbramos a un Estado paternalista que nos resuelva la vida y viva por nosotros. Esa es una falsa sensación de seguridad que mas bien permite que predomine la mediocridad y el quemeimportismo.

El ser, el individuo, debe ver su capacidad, porque elegirá autoridades bajo sus intereses, más desconocerá a otros, cuyas ideas impliquen un retroceso. Es peligroso caer en una depresión comunitaria que nos lleve al suicidio social.

No todo está perdido. Hay que mirar al frente y evidenciar el rumbo. Mostrar el camino a los demás y siempre elegir la rectitud y la decencia. Sólo eso nos llevará a un mejor lugar, que sea el anhelado por la mayoría.

El ministro del Interior, Patricio Carrillo.

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