Las colas del hambre crecen con la inflación en Madrid

Karla Vanessa López

Madrid.- Las colas del hambre se extienden en la capital de España a raíz de la subida de precios, con nuevos perfiles sociales y personas que habían dejado de solicitar comida meses después del inicio de la pandemia, según confirman a EFE organizaciones sociales.

Forman largas filas a las puertas de estas entidades para recibir alimentos y otro tipo de asistencia, cuando los precios suben una media del 8,9 % interanual y un 14,4 % en el caso de los comestibles.

En el Banco del Bebé de la Fundación Madrina, la cantidad de solicitantes ha crecido un 30 % los últimos meses, para promediar 250 personas al día que forman hileras en la calle.

Una tarde cualquiera hay en la fila más de una decena de mujeres ucranianas con niños pequeños en busca de víveres, ropa y útiles escolares.

“Son familias que están condenadas a las colas del hambre por la situación de necesidad, porque no encuentran trabajo, porque el acceso a la vivienda es muy difícil y no tienen ayuda directa”, explica Conrado Jiménez, presidente y fundador de la Fundación Madrina.

Los refugiados a causa de la guerra de Ucrania son uno de los nuevos grupos sociales en estas circunstancias porque se hallan en una situación de vulnerabilidad, al terminarse los recursos con los que han vivido desde febrero y porque las familias que los acogían ya no pueden mantenerlos en muchos casos.

Perdieron su hogar, huyeron de la guerra y terminaron «como mendigos», explica Jiménez mientras hace entrega con su equipo de cajas de comida, artículos de higiene de bebés y mochilas escolares.

LA VIVIENDA, PROHIBITIVA

Pero no solo se trata de familias ucranianas. Otras personas en estas colas del hambre son las ‘reincidentes’, pues se han visto obligadas a pedir ayuda de nuevo; si bien pueden comprar alimentos, «no pueden pagar los alquileres”, dicen los trabajadores sociales.

Es el caso de Karina Pozo, desempleada, y que desde hace cinco meses ha vuelto para “lograr llegar a fin de mes” recibiendo aceite, arroz, enlatados y otros alimentos para ella y sus dos hijas pequeñas.

“Esta ayuda es muy útil en casa. Antes, con 50 euros (unos 48 dólares), yo hacía las compras del mes y ahora no, todo está más caro y se necesita más dinero para el mercado”, cuenta.

Madrina también ha detectado que llegan a las filas de espera ciudadanos españoles que no habían acudido antes; más personas latinoamericanas, especialmente las que no llevan ni tres meses en España; muchas más madres embarazadas o con bebés; y hasta ancianos que ayudan o acogen a los hijos en casa.

El precio de la vivienda se encareció en España un 8,4 % durante septiembre pasado con respecto al mismo mes del año anterior, una subida que llegó al 10 % en las áreas metropolitanas, según datos de la tasadora Tinsa.

Rocio, española y madre de cuatro menores de edad, se acerca por vez primera a las colas del hambre por falta de trabajo y carecer de ningún tipo de ayuda.

“Estoy viviendo con mis hijas en la casa de mi padre, pero como no tengo trabajo, él ya no puede mantenernos ahí. Estoy solicitando una vivienda para personas vulnerables, pero ahora no tengo cómo alimentar a mis niñas en lo que sobra del mes”, lamenta la mujer.

MÁS DEMANDA DE AYUDA EN GRANDES CIUDADES

Otras asociaciones y fundaciones de ayuda social como Cáritas también constatan los efectos de la crisis por la guerra de Ucrania y la inflación.

Raúl Flores, sociólogo y coordinador del Equipo de Estudios de Cáritas en España, explica que se está percibiendo una mayor demanda de familias que necesitan recursos.

«Si bien, esa demanda no está aún generalizada en el conjunto del país, sí la empezamos a sentir de manera más intensa en las grandes ciudades, como Madrid y Barcelona, donde el precio de la vivienda está presionando sobre el presupuesto familiar”, destaca.

Flores menciona que la subida de los precios ha empobrecido aún más a las mismas personas que eran atendidas por Cáritas y a las que estaban en situación de vulnerabilidad, pobreza y exclusión social.

Las familias con ingresos insuficientes para llegar a fin de mes son uno de los tres grupos más vulnerables que ha detectado esta organización católica en los últimos tiempos.

Los otros dos son las familias con hijos pequeños y los inmigrantes llegados recientemente, que no tienen una red de amigos y familias que les ayuden.

Flores demanda protección social adecuada para las familias con hijos, resolver el problema de la vivienda y que la administración pública garantice un ingreso mínimo que cubra de verdad las necesidades de los menos pudientes. EFE

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