Feria del Libro de Fráncfort se inicia entre agentes, editores y traductores

Numerosos asistentes deambulan por uno de los pabellones de la Feria del Libro de Fráncfort, en el primer día del certamen, reservado a visitantes profesionales, en el que España es el país invitado. Foto: Sebastian Christoph Gollnow/dpa

El corazón de una nueva edición de la Feria del Libro de Fráncfort comenzó hoy a latir en secreto, entre negociaciones de agentes literarios, escritores y traductores, de momento apartado del público en general que llegará el viernes.

Un total de 456 mesas se sitúan muy juntas en estrechas filas, dispuestas para conversaciones que duran exactamente 30 minutos. En una de ellas, la F21, departen Sabine Pfannenstiel y Jo Lendle.

Pfannenstiel lo hace en calidad de responsable de la venta de los derechos de traducción de autores británicos y estadounidenses a Alemania en la agencia londinense Andrew Nurnberg Associates. Lendle, por su parte, es editor del sello alemán Hanser.

Aunque Pfannenstiel ha llevado a Fráncfort un centenar de títulos, solo espera un número de acuerdos de un dígito. «La Feria del Libro (de Fráncfort) no es el único lugar para vender libros, pero es uno importante», dice la agente, que lleva 18 años trabajando para la agencia londinense.

Una vez que los agentes y los editores se ponen de acuerdo, entran en escena los traductores. En esta edición del certamen, por primera vez, cuentan con mayor visibilidad e incluso con un «Centro Internacional de Traducción», donde pueden intercambiar impresiones pero también recibir el reconocimiento de los lectores.

Ingo Herzke, que traduce del inglés, y Annette Kopetzki, traductora del italiano, quieren «hacer visible el trabajo de los traductores» en la Feria del Libro. Para ello, hay previstos actos en los que los traductores recogen las sugerencias del público o traducciones en directo que se discuten posteriormente de manera abierta.

Este año, además, el estand de los traductores españoles recibió la visita del rey Felipe VI y la reina Letizia, como parte de la visita de Estado de tres días a Alemania. España es el país invitado en la edición 2022.

«Todavía estamos un poco conmocionados», dice la traductora madrileña Isabel García Adánez después de la visita. «Son realmente muy agradables y cercanos», añade.

La asociación alemana de traductores VdÜ representa a unos 1.400 miembros. Según las estimaciones de la asociación, solo unos pocos centenares pueden vivir de la traducción, mientras que la mayoría tiene que buscar otro tipo de trabajos.

«La VdÜ considera que la remuneración de los traductores es demasiado baja. La participación en los ingresos ha mejorado, pero los honorarios han caído debido a que no se han incrementado», explica Herzke.

Dar visibilidad a los traductores era algo que estaba pendiente y la Feria del Libro de Fráncfort era conocedora de ello. «Solo a través del trabajo de los traductores podemos entender las literaturas de otras áreas lingüísticas y culturales, adoptar nuevas perspectivas y crear así conexiones más estrechas», sostiene el director del certamen, Juergen Boos. dpa

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