Volvieron con fuerza los carroñeros

Alberto Molina Flores

Guayaquil, Ecuador

No contentos con venir conspirando desde el primer día de su posesión, los asambleístas carroñeros especialmente los de la bancada de Unión por la Esperanza (UNES), piden al Gobierno adelantar las elecciones o que renuncie.

Este planteamiento de adelantar elecciones surge del sector correísta representado en la Asamblea Nacional por la bancada de UNES. Ellos se consideran ganadores del proceso electoral y sostienen que el Gobierno se quedó sin el apoyo popular cuando recibió un No en el referéndum de ocho preguntas. En fiel cumplimiento a lo ordenado desde la sede de la conspiración, de Bélgica se ha trasladado a la ciudad de México, el asambleísta Ferdinad Álvarez declaró: “Frente a la crisis que vive el país la solución está en adelantar elecciones y a través de ese mecanismo sea el pueblo quien decida”.

Siguiendo ese peregrino libreto conspirativo debieron a su tiempo, mandatarios tanto del país como de Sudamérica, adelantar las elecciones en sus respectivos países porque convocaron a consultas populares y tuvieron una respuesta negativa del pueblo.

El presidente León Febres Cordero, en 1986 convocó a una consulta popular y tuvo como respuesta un NO; igual, el presidente Sixto Durán Ballén en 1995 convocó a una consulta popular y tuvo una respuesta negativa. En Colombia en 2016 el presidente Juan Manuel Santos convocó al pueblo a una consulta, puso a consideración los acuerdos de pacificación con las FARC, tuvo como respuesta una apretada negativa; hace poco, en Chile, en septiembre de 2022, un contundente 68% le dijo no el pueblo chileno a las reformas a la constitución que proponía el presidente Gabriel Boric.

A ninguno de los presidentes citados se les pidió que renuncien o que adelanten las elecciones. En nuestro país, los termocéfalos carroñeros, ávidos de volver al saqueo, piden que el presidente Guillermo Lasso adelante las elecciones o renuncie. Nadie le pidió a Rafael Correa que renuncie o adelante las elecciones el 30 de septiembre de 2010 (30S), cuando una huelga policial, que pudo ser solucionada sin que llegue a mayores, por su intolerancia e irresponsabilidad, terminó con muertos y heridos en los enfrentamientos entre las fuerzas militares y policiales.

Correa y sus áulicos denunciaron que había sido secuestrado, que hubo un intento de golpe de Estado y en un episodio de la vergüenza, pidió que lo maten.

El presidente Lasso llama a un acuerdo nacional. Ese llamado no va a tener eco en los antidemocráticos que buscan pescar a río revuelto; más bien, debe llamar a ciudadanos patriotas, a las fuerzas sociales y organizaciones políticas que quieren que se resuelvan los urgentes problemas que atormentan al país.

Para tener éxito en los más de dos años que le faltan para gobernar constitucionalmente, el presidente debe tomar los correctivos necesarios y urgentes. Deberá llamar a ciudadanos, hombres y mujeres, serios, honestos y patriotas para que colaboren en la administración del Estado, prescinda de los incondicionales que están enquistados en su entorno; pida la renuncia de conocidos correístas que ofician de quintacolumnistas; sobre todo resuelva las demandas de salud y se provea de medicinas e insumos médicos en forma inmediata, se reactive la economía y fuentes de trabajo, se garantice la seguridad y la lucha frontal contra la corrupción e impunidad.

El país debe estar tranquilo. Tenemos unas Fuerzas Armadas victoriosas, históricamente democráticas, que cumplen responsablemente sus misiones constitucionales como institución de protección de los derechos y garantías de los ciudadanos. Y pese a que no está señalada en la actual Constitución, han sido, son y serán garantes del orden constituido.

Captura de pantalla de video que muestra a Rafael Correa hablando en contra de la extradición de narcotraficantes, el 3 de octubre de 2022.

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