Los corruptos siempre fueron ellos

Raúl Andrade Gándara

Rochester, Estados Unidos

Una somera revisión de la cronología del caso Gabela pone nuevamente en evidencia la mecánica de encubrimiento del correato a todos los actos cuestionados durante sus administraciones.

Con gran desparpajo, cualquier denuncia o reclamo a su omnímodo poder era negada y maltratada en público, únicamente para impedir que la impoluta imagen del líder y sus amigos sea manchada.

Don Correone gritaba desaforado en los medios clamando por justicia, contrataba peritos nacionales o internacionales para que descubran la verdad, y cuando esta lo salpicaba , la escondía debajo de la alfombra.

El manejaba la información y decidía qué se hacía público y que no.

Así sucedió con el bombardeo de Angostura, la computadora de Raúl Reyes, con las denuncias de corrupción de sus ministros, de su primo, de su hermano, con Seguros Sucre, con los auspicios públicos y despilfarros con sus amiguitos, con los sobreprecios y los reiterados fracasos de sus obras emblemáticas y un largo etcétera.

El modus operandi era siempre el mismo.

Ni siquiera la evidencia internacional y pública, como en el caso de Odebrecht, lograba que el mandatario proceda a explicar al mandante qué había sucedido con su dinero, porque Correone consideraba que la Patria Grande, que se la había inventado en contubernio con el chavismo, era de su propiedad y por lo tanto sus activos eran para su libre disposición.

Delirio suficiente para que no tenga que rendirle cuentas a nadie ni a nada.

Hoy, prófugo y desde el exilio, vocifera y pide cuentas de los informes que el mismo extravió, de los “sobre costos“ que autorizó, de los “acuerdos entre privados“ que avaló. “Que ya falta poco” dice, sin entender que a quien se le acaba el tiempo es a él, cuya corrupción, actitud ladina y encubrimiento es hoy motivo del escrutinio público.

Lincoln decía que se puede engañar a algunos durante un tiempo, pero no a todos todo el tiempo.

Correone lo va a experimentar en carne propia en las próximas elecciones, si en el País hay aún memoria.

Jorge Gabela, ex comandante de la FAE. Foto de Archivo, La República.

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