
Rochester, Estados Unidos
Sin prisa pero sin descanso, como decía algún eslogan pretérito, la Fiscalía está inaugurando la justicia en un País agobiado por la impunidad, el poder de las mafias y la indolencia de los políticos, que solo atinan a sorprenderse cuando sus vecinos de bancada son apresados, denunciados o ajusticiados.
Aunque es injusto caer en la generalización, hay que reconocer que un número inquietante de servidores públicos, enquistados en los tres poderes del Estado, se ha dedicado a la ingrata tarea de esquilmar a las finanzas públicas, protegido por una red de corruptela que garantiza impunidad a los miembros del cártel.
Ante la evidencia, los socios se reagrupan, se escandalizan, dan un paso al costado y dejan a solas al delincuente de turno, aunque secretamente se dedican a desvirtuar las acusaciones para proteger al “movimiento “. Hemos leído, absorbido y digerido la misma historia de impudicia e impunidad, «de honra hecha pedazos», de declaraciones de inocencia, de noticias manipuladas y jueces de ocasión, para que todo termine en sentencias absolutorias para los acusados y cuantiosos depósitos para ciertas cuentas corrientes y ciertos jueces.
La existencia de una Fiscalía activa, valiente y decidida ha cambiado el horizonte del Ecuador. ¡Qué bueno! Hay aún esperanza de enderezar el barco.
Un Presidente joven, aún no contaminado, una fiscal dispuesta a desmontar la tramoya de décadas y un público atento a las pillerías de los «Padres de la Patria» configuran un escenario inesperado y reconfortante.
Hay por supuesto aún mucho por hacer, pero el contraste con la inmovilidad de otros regímenes, que actuaban con abierta complicidad frente a los saqueos, que miraban para otro lado cuando se repartían coimas a diestra y siniestra y que se beneficiaban sin miedo de todas las prácticas corruptas de contratistas nacionales y extranjeros es digno de aplauso.
¡Adelante Diana Salazar! ¡Adelante Fiscalía!
El País está orgulloso y agradecido por todo su esfuerzo y dedicación.
¡Si así llueve que no escampe!
