Cuenca, Ecuador
La declaratoria de persona non grata a la Embajadora de México en el Ecuador, no es gratis. Algo más habrá. No es que una decisión de ese grado se toma desde un Estado así no más, ahorita, de un minuto a otro, por el coraje y ya. Cuidado.
Hay mucho más detrás. Hay bastante que no conocemos y quizá ni sabremos los ecuatorianos. Una cosa es la línea discursiva del Gobierno, otra, la real intención.
Expliquemos. En Derecho Internacional Público, la relación entre los Estados y sus diplomáticos se basa en elementos de cordialidad, reciprocidad y costumbre. El servicio diplomático se encuentra bastante más reglado -que otras relaciones- a través de instrumentos internacionales ratificados por los Estados.
Así, una misión diplomática tiene privilegios e inmunidades reconocidos, por ejemplo, en la Convención de Viena Sobre Relaciones Diplomáticas y en este mismo instrumento, se señala que el Estado receptor (que recibe a la delegación de otro Estado en su territorio) tiene la atribución, en cualquier momento, de comunicar que una persona de la misión diplomática es persona non grata para el país y que debe abandonar el territorio.
Pero una persona non grata, en estricto sentido, no se configura por las tontas declaraciones que pueda dar otra persona (Presidente mexicano), sino por actos propios, indebidos comportamientos, acciones u omisiones atentatorias al orden jurídico del Estado receptor, cometidas por la persona non grata. Difícil responsabilizarse por jeroglíficas expresiones del presidente del Estado.
Es decir, cuando se presenta una tensión diplomática por las declaraciones indebidas de un jefe de Estado, el camino común suele ser el llamar a consulta a nuestro Embajador, o cerrar nuestra Embajada o romper relaciones diplomáticas. Pero la declaratoria de personan non grata a alguien (Embajadora mexicana) que también observó por la Televisión lo que dijo su Jefe de Estado, parece no coherente y conforme. Algo más hay. Non es gratis.
El ordenamiento jurídico hace tiempo permitía, ahí sí, que se la declare a la Embajadora como persona non grata por albergar con el forzado discurso de “huésped ilustre” a quien se encuentra prófugo de la justicia ordinaria penal del Ecuador como es el ex vicepresidente Glas. El Pacto no lo permitía. O quizá, pregunto, ¿es parte del pacto sacar a una Embajadora incómoda para el pacto y que pueda huir el que sabemos? Non es gratis.
