El drástico e inesperado adelanto electoral decidido el domingo por el presidente francés, Emmanuel Macron, ha abierto este lunes el juego a las posibles alianzas para los comicios legislativos que se celebran a dos vueltas, el 30 de junio y el 7 de julio.
Tras el estupor y la incertidumbre por el anuncio electoral, nada más conocerse el revés histórico de la lista macronista en las europeas y el inapelable triunfo de la extrema derecha lepenista, la izquierda y los ultranacionalistas organizaron este lunes las primeras tomas de contacto con vistas a posibles -e intrincadas- coaliciones electorales.
Al disolver la Asamblea y convocar a las urnas a los electores, Macron desató la sorpresa de sus adversarios, pero también de su propio partido Renacimiento, su Gobierno y sus socios, que temen que se esté desplegando una «alfombra roja» para la llegada al poder del partido de Marine Le Pen.
La izquierda francesa, en horas bajas desde el último quinquenio del socialista François Hollande (2012-2017), se apresuró a lanzar un llamamiento a la unidad para reeditar la efímera fórmula de la coalición progresista NUPES, que en las legislativas de 2022 integró a La Francia Insumisa (LFI), los socialistas, los verdes y los comunistas, pero que en la práctica quedó rápidamente disuelta.
En la sede parisina de los Verdes, este lunes hubo una primera toma de contacto.
El Partido Socialista (PS) de Olivier Faure puso sus propias condiciones, teniendo en cuenta los resultados del domingo, ya que la candidatura que encabezó Raphaël Glucksmann, con el 13,8 %, rozó el segundo puesto de los macronistas (14,6 %).
Para Faure, el hecho de que el PS haya sido la primera fuerza política de izquierdas en las europeas anula la pretensión de primacía de LFI a la hora de fijar el programa y las listas electorales de una posible coalición electoral de izquierdas.
El que fue el partido de François Mitterrand y François Hollande publicó, nada más acabar la reunión, una serie de exigencias para llegar a un punto de encuentro, varias en el ámbito europeo difíciles de digerir para LFI, de corte soberanista.
«La unión ya, de manera urgente, fuerte y clara», respondió el líder espiritual y fundador del LFI, Jean-Luc Mélenchon, cuya figura es percibida como un escollo para el resto de fuerzas de izquierdas por sus posiciones sobre la guerra en Ucrania -está contra la cesión de armas a Kiev– y Gaza -pide un embargo inmediato a Israel-.
Reuniones entre nacionalistas
En el campo ultranacionalista, también hubo reuniones. La Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen, que anoche obtuvo el 31,4 % de los votos, el mejor resultados de un partido en Francia en unas europeas desde hace 40 años, recibió en su sede a Marion Maréchal, la cabeza de lista del pequeño partido ultra Reconquista (5,5 % en las europeas).
Se da la circunstancia de que Maréchal es sobrina de Marine Le Pen, de cuyo partido formó parte, en particular como diputada entre 2012 y 2017, hasta que dio un mediático portazo en 2022 para unirse a Reconquista de Éric Zemmour.
Al término de este encuentro, Jordan Bardella, el cabeza de lista que arrasó en las europeas por el RN, dijo que «no se ha decidido nada» de momento, pero se alegró de que figuras como Marion Maréchal -con mucho tirón entre los ultracatólicos- muestren su disponibilidad para adherirse «al campo de los patriotas sinceros».
Bardella, quien aspira a ser primer ministro y cohabitar con Macron, lamentó que Zemmour no se haya mostrado proclive a esa alianza y adelantó que habla también con «algunas personalidades» de la derecha clásica de Los Republicanos (LR).
Por lo que se refiere al partido oficialista Renacimiento, su secretario general, el actual ministro de Exterior Stéphane Séjourné, abrió este lunes la puerta a ciertas alianzas puntuales «con personas razonables de derechas o de izquierdas».
Séjourné avanzó, en concreto, que el macronismo apoyará a diputados salientes que pertenezcan al «campo republicano», sin detallar si en ese campo, además del RN, se excluye a la izquierda radical de LFI. EFE (I)