Los castillos en el aire se caen

Leonard Quinde

Guayaquil, Ecuador

A menudo se suele mencionar que “cuando Estados Unidos estornuda, al mundo le da gripe”, y lo que ha sucedido durante el Lunes Negro es una evidencia más de ello. Los temores de que Estados Unidos entre en recesión no son nuevos. Sin embargo, lo que ha puesto aún más nerviosos a los inversionistas son las nuevas cifras de empleo que muestran una desaceleración en el crecimiento de la economía estadounidense, lo que genera expectativas negativas respecto a su desempeño futuro.

Es importante destacar que estos momentos de incertidumbre que estamos atravesando son rezagos de los castillos en el aire que construyeron los políticos durante la pandemia de COVID-19. Recordemos que durante varias semanas se impusieron restricciones a la movilidad y al normal desempeño de las actividades económicas de cientos de millones de personas alrededor del mundo. Esas restricciones tuvieron su impacto a nivel individual, pero también a nivel colectivo: prácticamente todos los países del mundo vieron cómo sus economías se derrumbaron durante el año 2020.

Sin embargo, para el año 2021, habiendo superado el pánico que generó la pandemia, varios gobiernos del mundo decidieron enfrentar esta crisis sobreestimulando la economía a través de políticas monetarias y fiscales, imprimiendo dinero, bajando los tipos de interés, inyectando crédito barato y, como no podía ser de otra forma, con un mayor gasto público. En lugar de esperar que las fichas se reacomoden de forma natural, su arrogancia los llevó a creer que podían manipular nuevamente la economía como si fuera un carrito a control remoto, que puedes apagar, encender y manipular con pocos botones.

Estas distorsiones tuvieron sus impactos. Entre ellos, varios países enfrentaron tasas de inflación relativamente altas que superaron los límites permitidos por los diferentes bancos centrales. Esta situación puso a los burócratas del mundo nuevamente frente a una disyuntiva: ¿dejamos que la inflación suba todo lo que tiene que subir o seguimos tratando de manipular la economía? La respuesta, como era de esperarse, fue seguir introduciendo distorsiones, esta vez tratando de revertir lo que habían hecho. Si al inicio bajaron los tipos de interés, ahora había que subirlos.

Esta subida de los tipos de interés es útil para luchar contra la inflación porque restringe nuevamente la actividad productiva, por ejemplo, encareciendo el crédito y evitando que se siga ampliando la cantidad de dinero que circula dentro de un país. Esto se dice fácil, pero tiene distintas repercusiones, como la quiebra de distintas entidades financieras, que hemos visto durante los últimos meses.

Es fundamental destacar que “la economía” es el concepto abstracto que utilizamos para tratar de graficar la enorme y compleja red de interacciones comerciales que ocurren entre millones de personas, por lo que debemos esperar que las distorsiones que se introducen no van a afectar a un solo sector, ni a un solo país, y eso es, en parte, lo que estamos viendo hoy.

En principio se esperaba que el impacto de todas estas distorsiones fuera bastante inocuo; incluso se llegó a mencionar que la economía estadounidense estaba en todo su apogeo. Sin embargo, las cifras actuales parecen evidenciar lo contrario, y tarde o temprano habrá que pagar la factura de los errores cometidos durante estos años, porque como decía Ayn Rand: “Puedes ignorar la realidad, pero no puedes ignorar las consecuencias de ignorar la realidad”.

En definitiva, no me parece adecuado hacer futurología, pero los temores están allí y hay razones para justificarlos. Por lo tanto, debemos seguir atentos a lo que está por venir, y siempre estar conscientes de que estas crisis no son producto de la mano invisible del mercado, sino de las garras visibles de los políticos.

Los comerciantes trabajan en el piso de la Bolsa de Valores de Nueva York (NYSE) el 20 de marzo de 2020 en la ciudad de Nueva York. El comercio en el piso se volverá temporalmente completamente electrónico a partir del lunes para proteger a los empleados de la propagación del coronavirus. El Dow Jones cayó más de 500 puntos el viernes, ya que los inversores siguen mostrando preocupación por el COVID-19. (Foto de Spencer Platt/Getty Images)

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