Ecuador debe alejarse de lo ‘woke’ y las falsas luchas sociales

Diego Montalvo

Quito, Ecuador

Actualmente en un mundo de la posverdad, los usos de los eufemismos son abundantes. Es decir, la violencia, el terrorismo y la destrucción del empleo lo toman como “lucha social”. Un claro ejemplo es cuando Leonidas Iza luego de la quema y la destrucción de Quito, el secuestro de periodistas y la violación a mujeres policías se victimizó cuando acertadamente el expresidente Guillermo Lasso señaló lo que es: un terrorista.

Iza, con sus mañas y artimañas del uso de lo woke, utilizó su raza para escudarse de que un exitoso banquero que llegó a Carondelet, puesto que el “dirigente social” ni en sus mejores sueños pensará ocupar, lo dejó al descubierto, como todos los ecuatorianos evidenciamos en sus violentas protestas. El paro de Iza de 2022 costó 1.000 millones de dólares en pérdidas. ¿Será que Iza con ese mismo ímpetu va al banco y nos devuelve ese dinero?  

Por otro lado, si uno mira los casos de “femicidios”, éstos no dejan de ir en aumento desde que un tal movimiento de pañuelos verdes y pelos morados no hacen más que mostrarse desnudas y pintar iglesias mientras pretenden que usar la “x” para acabar con el español, u hormonizar niños para cambiarlos abruptamente de sexo, lo que según ellas será acabar con el “patriarcado” y “reivindicar a la mujer” por medio del “feminismo”. Cuando mujeres llegan a ser importantes como Rosalía Arteaga, María Paula Romo, Mónica Palencia, Isabel Noboa o Joyce Higgings de Ginatta que se forjaron a sí mismas en sus campos, las feministas las atacan, las ridiculizan o las minimizan.

Esencialmente si uno quisiera identificar lo woke y el feminismo actual, se escogerían dos pinturas del pintor español Francisco de Goya. La primera sería El sueño de la razón produce monstruos (para las falsas ideas “progresistas” que incluso plantean desdolarizar el Ecuador) y la segunda es El aquelarre (que identifica claramente al feminismo actual entre las ideas de acabar con la humanidad y vender prácticamente sus propuestas al Carnero al que adoran como un dios que ordena acabar con las relaciones de familia y de amigos).

Los “Derechos Humanos” cada vez más escandalizados por los criminales presos que por los ciudadanos de a pie que sufren sus embates, evidencian una tergiversación del término. Ahora resulta que evitar que una horda de gente inculta destruya una ciudad, el uso de la fuerza policial y militar para acabar con el narcotráfico y separar al mal elemento social del resto es “nazismo”, “facherío” o más en eufemismo woke es “violación a los Derechos (Izquierdos) Humanos”.

La razón, precisamente como lo señaló Goya en 1799, está cada vez más dormida. Es imperante despertarla a través de la ciencia, el arte, la literatura, el conocimiento. Alejarse de lo fácil, lo amarillista, lo progre y lo woke. La destrucción de Occidente precisamente recae en que no existe una democracia y que cada vez es más importante meterse en la vida del otro. Creer que si al otro le va bien es porque se alimenta del fracaso propio cuando es al revés. Todo se quiere fácil y rápido. El socialismo obligó a la sociedad a vivir de las dádivas del Estado, de los bonos y de no trabajar ni ser productivos. Lo woke parecería algo así, simple e insignificante. Pero lo cierto es que al final del día, éste lleva a una debacle económica, política, social, permite al narcotráfico dominar en la sociedad, en lo político y en lo económico, reproducir la pobreza y victimizar al victimario.

Las sociedades deben despertar con libertades propias y colectivas, con unión y fortalezas que unan a cada individuo y que vea en el otro una posibilidad de superación, más no ver una opción de hundirlo o minimizarlo, porque ese es el camino fácil. Ecuador debe vacunarse contra lo woke por medio de una juventud productiva, pensante y un grupo de adultos maduros que sean sabios y conduzcan al joven con valores y principios. Al empresario permitirle invertir y dar empleo, para mejorar el bienestar de los ciudadanos y así salir del peligroso wokismo que infunde resentimiento social, taras, complejos y descalabros. 

Más relacionadas