¿Y si Luisa gana en primera vuelta?

Carlos Jijón

Guayaquil, Ecuador

La semana pasada el Gobierno de Daniel Noboa difundió una encuesta, firmada por Informe Confidencial, según la cual el joven presidente encabeza las preferencias de intención de voto para las elecciones del próximo 9 de febrero, casi empatado con la candidata del correísmo, Luisa González.

Según Informe, Noboa obtendría el 32% de la votación, y Luisa, 30. Otra encuesta, que no se ha difundido, contratada por uno de los políticos más importantes del país, en cambio, pinta un escenario en que Luisa ganaría la Presidencia de la República en primera vuelta, con 44% de intención de voto, y superando con más de diez puntos a Noboa, que obtendría el 31%.

La muestra ha sido tomada al 25 de noviembre, una semana después que el Tribunal Contencioso Electoral descalificó la candidatura de Jan Topic, de quien se afirmaba, iba tercero en la contienda, con más del 10% de la intención de voto.

Ahora, en ambas encuestas, el tercero es el exprefecto del Guayas, Jimmy Jairala, con el 4%. Los trece restantes candidatos, salvo Francesco Tabacchi que llega a dos puntos, no superan el 1%. Lo cual plantea un nuevo escenario y un dilema. La posibilidad que el correísmo retorne al poder en primera vuelta. Y un problema planteado ya por Aristóteles en su Ética: qué debe hacer un hombre justo cuando ninguna de las dos opciones que tiene le parecen buenas.

Hace un par de semanas, la periodista Gabriela Calderón, cuya opinión respeto, dijo en un foro reunido para celebrar la caída del Muro de Berlín, basada en las encuestas hasta entonces difundidas, que puesto que ninguno tenía la posibilidad de ganar en primera vuelta, podemos darnos el lujo de votar por quien consideremos el mejor, o el que más se ajusta a nuestros principios. Y en segunda vuelta ejercitar lo que ya hacemos desde hace décadas: votar por el mal menor.

Pero, ¿y si Gabriela está equivocada? ¿Y si existe el peligro real de que Luisa González gane en primera?

Aristóteles sostiene que “entre dos males, el menor ha de ser siempre escogido”. Siglos después, en el Concilio de Toledo, la Iglesia estableció como doctrina que “si un peligro inevitable nos lleva a perpetrar uno de dos males, debemos escoger el que nos haga menos culpables”. Pero entre Luisa y Noboa, ¿cuál es el mal menor?

Creo que hay que empezar reconociendo que desde el principio, el joven presidente no lo hizo bien. Empezó pactando con Correa. Entregándole no solo la vicepresidencia de la Asamblea sino también la mayoría de la Comisión de Fiscalización a cambio de una mayoría legislativa que usó para subir impuestos a todos, sin distinción: el IVA del 12 al 15%.

¿Cuánto influye la subida del IVA en la recesión económica que estamos viviendo? ¿Por qué el PIB ha caído a -1% cuando recibió una economía que crecía en 2.9? ¿Por qué tenemos apagones que en un momento llegaron a quince horas diarias si cuando asumió el poder ya sabía que teníamos ese problema? ¿Por qué el crimen organizado sigue enseñoreado de barrios y hasta ciudades?

¿Es Noboa el mal mayor? ¿O lo es Luisa, la candidata que ni siquiera niega que será el expresidente Rafael Correa quien gobierne a través de ella pese a que se encuentra prófugo de la justicia, condenado en última instancia a ocho años por una trama de sobornos? La candidata de un partido cuyo exvicepresidente de la República está en una cárcel de máxima seguridad, condenado en última instancia por dos delitos y procesado por otro.

La compañera de bancada de un legislador, Ronnie Aleaga, acusado por la Fiscalía, en base a los chats del teléfono de uno de los capos del narcotráfico, de ser parte del más grande caso de corrupción en el que con dinero de la mafia se compra a un juez, y a más de uno, para que, entre otros delitos, se otorgue de manera indebida la libertad al ex vicepresidente Glas.

¡Por Dios! El hombre que levantó su puño, el de Luisa González, en el momento que la proclamaron candidata, era uno que había salido de prisión gracias  a que con dinero del narcotráfico se había comprado a un juez. Y Luisa no solo lo sabe, sino que defiende a Glas, a Aleaga, y no desmiente que será Correa el que gobernará si gana ella.

¿Es Luisa el mal mayor? ¿Debemos escoger el mal menor o votar por principios, por aquel en quien creamos, aunque las encuestas nos digan que no llega ni al uno por ciento? Como dice San Agustín, nunca podrá ser bueno escoger por el mal, aunque sea menor. No lo sé. Pero sí tengo claro que si ganara Luisa al país le será más difícil emprender una tarea que necesita para enrumbarse al progreso: desmontar la Constitución de Montecristi.

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