
Guayaquil, Ecuador
Las víctimas de falsas acusaciones han tenido que pasar injustamente largos años en las cárceles, incluso les ha costado la vida como el célebre caso de Sacco y Vanzetti, en Estados Unidos. Se los acusó falsamente de robo a mano armada y asesinato, fueron juzgados y sentenciados a morir en la silla eléctrica (1927). Se dice que el juez del caso, le dijo al jurado: «Este hombre, -Vanzetti- aunque no haya en realidad cometido ninguno de los crímenes que se le atribuyen, es sin duda culpable, porque es un enemigo de nuestras instituciones».
Otro caso famoso es del capitán francés Alfredo Dreyfus, que fue acusado de traición a la Patria. Condenado a degradación y deportación perpétua a la Isla del Diablo. El novelista francés Emilio Zolá, escribió “Yo acuso”, el artículo más famoso en la historia del periodismo: «Es mi deber: no quiero ser cómplice. Todas las noches me desvelaría el espectro del inocente que expía a lo lejos cruelmente torturado, un crimen que no ha cometido». Dreyfus fue declarado inocente y reincorporado al Ejército.
Marie-France Hirigoyen, terapeuta francesa, investiga y escribe sobre temas de psicología jurídica. Vale la pena transcribir algunas ideas de sus importantes publicaciones:
«Un individuo perverso podrá acusar de actos que no ha cometido a una persona a la que quiere descalificar».
«En los perversos las decepciones producen ira o resentimiento, y un deseo de venganza. Cuando un perverso percibe una herida narcisista (una derrota o una repulsa), siente un deseo ilimitado de obtener una revancha. No es una reacción pasajera, sino de un rencor inflexible».
“El tipo de falsas acusaciones totalmente inventadas son producidas por lo general por mitómanos capaces de imaginar y crear una historia de robo, atentado al pudor o violación, acompañada las más de las veces por la correspondiente ‘escenificación’. Pueden ‘revelar’ o no la identidad del ‘agresor’. Al no hacerlo, pretenden rodear la historia de un halo de misterio que satisface más su vanidad morbosa”.
La doctora Diana Salazar al poco tiempo de asumir como Fiscal General de la Nación se encargó de la acusación del caso Sobornos contra Rafael Correa y otros de sus colaboradores cercanos, la sentencia fue de 8 años de cárcel por cohecho, desde entonces la Fiscal ha sido perseguida implacablemente por Correa, al afirmar que fue sentenciado sin pruebas. El correísmo, y sus corifeos ha tratado de buscar todo tipo de argucias, incluso promoviendo un juicio político para sacarla del cargo y no ha podido.
Fue acusada de haber plagiado la tesis de su doctorado, pero el Consejo Universitario de la Universidad Central del Ecuador determinó que el texto era de su autoría, Intentaron doblegarle a través de las redes sociales y ejércitos de troles bien pagados. Cobarde y miserablemente le aplicaron el racismo, denigrando en forma despiadada su condición de mujer afroecuatoriana.
Su trabajo en la fiscalía fue incansable y de altísimo riesgo, no se amilanó en los casos que demostró la infiltración del poder político, económico y del crimen organizado en los distintos niveles de la justicia: Independencia Judicial, Metástasis, Purga, Plaga y Pantalla.
Internacionalmente reconocieron su firmeza y valentía, en 2021, el Gobierno de los Estados Unidos la galardonó con el Premio Internacional a los Campeones Anticorrupción; también, recibió reconocimientos, como el que le hizo la revista estadounidense Time que la ubicó entre las 100 personas más influyentes del mundo.
Al culminar los 6 años por los que fue nombrada Fiscal General de la Nación, la doctora Diana Salazar ha recibido el reconocimiento y gratitud de la mayoría del pueblo ecuatoriano y el presidente Daniel Noboa ha tenido el acierto de nombrarla embajadora de nuestro país ante la Nación Argentina.
Al culminar su gran tarea la doctora Salazar con justa razón, ha señalado: “Los mafiosos no me perdonarán haber desmantelado sus redes criminales ni haberlos desenmascarado.
Alberto Molina Flores