El presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukahenko, señaló este martes que su país afronta un año «muy complejo» en el que debe conservar su «independencia», en medio de las tensiones con Rusia por la implementación del proyecto de integración entre ambos Estados.
«Para algunos será un año difícil, para otros no tanto. Pero será muy complejo. Y tenemos que esforzarnos mucho para superarlo con dignidad, conservando el país y nuestra independencia», dijo el mandatario bielorruso al visitar un monasterio en Minsk con ocasión de la Navidad ortodoxa.
Agregó que la situación en la arena internacional también deja mucho que desear ya que todos pronostican una «recesión de la economía mundial».
«Del crecimiento no habla nadie», apuntó, citado por la agencia Belta.
En cuanto a los logros de 2019, Lukashenko se felicitó de que Bielorrusia haya podido conservar la paz en su territorio.
«Lo más importante que sucedió el año pasado -y ese es nuestro gran logro- es que hemos logrado mantener la paz y la tranquilidad en nuestra tierra», señaló.
Lukashenko y su homólogo ruso, Vladímir Putin, cerraron su última ronda de negociaciones de integración, celebrada en diciembre de 2019, sin acuerdo debido a las fuertes discrepancias sobre los precios del gas y el petróleo.
Tampoco ayudaron al acercamiento de posturas las dos conversaciones telefónicas sostenidas entre ambos mandatarios el 31 de diciembre.
Rusia decidió el año pasado acelerar las conversaciones para lograr un acuerdo con vistas al 20º aniversario del tratado sobre la Unión Estatal entre ambos países, que se cumplió el 8 de diciembre, pero las diferencias impidieron completar el trabajo a tiempo.
Lukashenko echó un jarro de agua fría a la integración a mediados de noviembre cuando advirtió de que no firmaría «ninguna hoja de ruta» si no se llegaba a un acuerdo en materia de suministro de hidrocarburos, apertura de mercados y levantamiento de barreras comerciales.
Además, prometió no firmará ningún documento que limite la soberanía nacional. EFE