Proyectos en Haití no resuelven secuelas del terremoto ocurrido hace dos años

PUERTO PRINCIPE (AP)Luego del terremoto que destruyó la capital haitiana llegaron al país miles de millones de dólares en ayuda. Dos años después, no obstante, se ha invertido poco más de la mitad de esa suma y todavía no se perciben los resultados de esa inversión, sobre todo en el campo de la vivienda.

Se habló de invertir 500 millones de dólares para construir 50 escuelas nuevas para niños pobres, 200 millones para darle a Puerto Príncipe su primer sistema para tratar aguas residuales, 224 millones para crear un parque industrial que daría trabajo a 65.000 personas en la industria textil.

Sin embargo, al cumplirse el segundo aniversario del temblor que mató a aproximadamente 300.000 personas, poco más de la mitad de los 4.600 millones de dólares prometidos han sido invertidos. Medio millón de personas siguen viviendo en campamentos atestados y apenas cuatro de los 10 proyectos más grandes costeados por los donantes internacionales están en marcha.

La promesa de reconstruir una Haití «mejor» que la vieja resultó difícil de cumplir. La empresa tropieza con los problemas de siempre: una inestabilidad política crónica, la ausencia de un gobierno central fuerte, una infraestructura inexistente en un país extremadamente pobre en el que, ya antes del terremoto, más de la mitad de la población no tenía trabajo y la mitad de los niños no iba a la escuela.

«Haití arrastraba problemas enormes desde antes del terremoto», expresó este miércoles el ex presidente estadounidense Bill Clinton, enviado especial de las Naciones Unidas a Haití. «En muchos casos no estamos tratando de reconstruir nada, sino tratando de hacer las cosas bien por primera vez».

El presidente Michel Martelly admitió que no se han satisfecho las expectativas y dijo en una entrevista con la BBC que ha habido progresos, pero «no los suficientes».

«Hay fuertes indicios de que las cosas están cambiando y nos estamos poniendo en marcha en Haití», acotó el mandatario, quien asumió en mayo y cuyas disputas con el parlamento contribuyeron a las demoras.

El gobierno previo de Rene Preval estuvo paralizado por el derrumbe de los edificios del gobierno durante el terremoto y no mostró demasiado liderazgo luego del desastre. La elección que llevó a Martelly al poder estuvo marcada por irregularidades y disturbios que paralizaron la capital. A Martelly, quien no tiene experiencia política, le tomó seis meses instalar un primer ministro porque los legisladores opositores rechazaron sus dos primeras selecciones.

Martelly se muestra ambicioso. Su primer ministro, Gary Conille, dijo el lunes al parlamento que el objetivo para este año es inscribir otro millón de niños en las escuelas, plantar árboles para combatir la tala ilegal, que ha deforestado grandes extensiones de terreno, y desarrollar el sector de la salud.

Afirmó que este es un año de «grandes oportunidades», un «año de reconstrucción».

Los resultados de los esfuerzos para construir un nuevo país, sin embargo, no se ven y la gente se siente frustrada, incluidos los legisladores. Los residentes en los campamentos temporales han realizado manifestaciones de protesta ante la falta de viviendas y el desalojo de muchos de ellos, que han tenido que irse a otra parte.

Sitio donde se construyen casas para sobrevivientes del terremoto

Nicolas Pierre, un campesino de 55 años de las brumosas montañas que rodean Puerto Príncipe, sigue esperando que el presidente cumpla su promesa de enviar transporte escolar gratis.

«Martelly no envió ningún autobús gratis», dijo Pierre. «Tenemos que llevar a los chicos por el barro».

Los diez proyectos más grandes aprobados por la Comisión Interina para la Recuperación de Haití son ambiciosos y complicados. Requieren inversiones de entre 70 y 500 millones de dólares, la participación de varias entidades y licitaciones. Tomará años antes de que sean completados.

«La reconstrucción no es lo mismo que el trabajo humanitario, que se hace rápido», declaró Diego Osorio, del Fondo para la Reconstrucción de Haití, que ayuda a financiar los proyectos aprobados por la Comisión. «Los proyectos requieren de planificación y no habrá resultados visibles de un día al otro».

La planificación, no obstante, no ha sido fácil. Se creó la Comisión de Recuperación copresidida por Clinton y cuya finalidad era garantizar a los donantes extranjeros el buen uso del dinero. Esa comisión ayudó a coordinar proyectos multimillonarios de forma relativamente transparente y eficiente.

Pero en octubre dejó de funcionar al negarse la legislatura a considerar un pedido de Martelly de que se renovase su mandato por otros 12 meses.

Hasta ahora el proyecto más importante que se ha completado es una moderna universidad de 30 millones de dólares construida por los dominicanos y a ser inaugurada el jueves, día del décimo aniversario del terremoto, con la presencia del presidente dominicano Leonel Fernández. El campus tiene 72 aulas, laboratorios de ciencias y computadoras y una biblioteca para 10.000 estudiantes.

También se puso en marcha el parque industrial Caracol, con una inversión de 224 millones de dólares. Se espera que el proyecto genere 65.000 empleos en un remoto sector en las afueras de Cap-Haitien, la segunda ciudad más grande del país.

El grueso de los proyectos, sin embargo, ha sido demorado por una serie de inconvenientes, que van desde la imposibilidad de conseguir financiación hasta disputas en torno a la propiedad de la tierra.

Un programa de 79,6 millones de dólares que buscaba darle una comida caliente a 2,2 millones de estudiantes de 6.000 escuelas funciona a medias, pues se consiguieron recaudar apenas 44 millones de dólares. Llega así a la mitad de la gente que se había propuesto, según Myrta Kaulard, directora del Programa Mundial de Alimentos y una de las artífices de la iniciativa.

Kaulard no se explica por qué el Fondo para la Reconstrucción de Haití no colaboró. «Tal vez tenían otras prioridades», manifestó.

Clinton le tenía fe al programa y visitó el año pasado una de las escuelas beneficiadas para promocionarlo. Pero ni siquiera su popularidad atrajo el dinero necesario.

Otro gran obstáculo es el tema de la propiedad de las tierras. El registro de títulos es un caos y las disputas a menudo se resuelvan con sobornos o por las armas.

Clinton dijo que cree que, si bien los progresos son lentos, la tarea de reconstrucción está cobrando impulso.

«Creo que hay buenas posibilidades de que en cinco años estén mejor que antes del terremoto«, declaró.

El carpintero Kesnel Joselus ruega por que así sea. En la ladera de una montaña en las afueras de Puerto Príncipe, Joselus pone los cimientos de una escuela con 14 aulas que le evitará a muchos niños tener que caminar dos horas y permitirá que sus padres le dediquen más tiempo a sus cultivos. Es parte de un proyecto de 500 millones de dólares.

«Si hay más chicos educados, la comunidad podrá progresar», dijo Joselus.

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