Después de la muerte del futbolista, preguntas sobre Qatar

Rob Hughes
Londres, Reino Unido

Ocurrió de pronto, tan inevitable, incómodo, como el calor del verano.

Un jugador profesional muere pocas horas después del primer partido de la nueva temporada. Todas las condolencias del mundo no alcanzan para explicar cómo y por qué el más fuerte de los deportistas debe caer con tanta frecuencia.

Cuando Christian Chucho Benítez, de 27 años, ecuatoriano, abandonó el campo después de debutar para el equipo catarí El Jaish, el domingo, parecía en forma y bien. Más tarde se quejó de un dolor de estómago y el lunes fue declarado muerto en un hospital de Qatar.

Los mejores amigos de la Selección Nacional del Ecuador enviaron un aluvión de mensajes en Twitter, entre ellos uno posteado por el presidente de la FIFA, Sepp Blatter.

«Hermano, por qué ahora?», escribió su compañero Antonio Valencia, un delantero del Manchester United. «Esta herida duele tanto», escribió Valencia en otro tweet. «Hermano, te amamos».

Valencia y Benítez nacieron el mismo año y empezaron a jugar en el mismo club en el Ecuador, El Nacional. Ambos siguieron el sueño de jugar en Inglaterra.

En ese sentido, fueron tan cercanos como hermanos. Una lesión impidió que Valencia viajara en la gira del United por Asia este mes, pero el regresó a la cancha del lunes con un partido de pretemporada en Crewe, cerca de Manchester. Jugar ahí era probablemente la única manera para que pueda encontrar paz en su mente, o un propósito en su vida.

Sus miembros estaban lastimados por golpes de sus oponentes, pero eso es una irritación profesional en comparación lo sucedido a su amigo. Un día intercambiaban saludos amistosos; al día siguiente su colega se había ido.

Las noticias provenientes de Qatar eran caóticas el lunes. Uno informaba que Benítez había muerto en en un accidente automovilístico. Otro, que había sufrido un ataque al corazón después del entrenamiento.

La confusión continúa. El sitio web de El Jaish dijo que Benítez no se había quejado de problemas de salud después de jugar un partido completo que terminó con la victoria por 2-0 sobre el Qatar Sports Club en la Copa Sheikh Jassem.

El suegro del jugador, Cléber Chalá, dijo a Ecuador que Benítez sintió lo que pensó era una apendicitis, pero que se complicó y derivó en un paro respiratorio.

«Ellos me llamaron a las 3 a.m. para decirme que había ingresado al hospital con dolor de estómago», dijo Chalá, que, como el padre de Benítez, fue un jugador de la Selección Nacional.

«Cuando llegó, no fue atendido de manera inmediata», continúa Chalá. «Cuando lo admitieron, ya no respondía». «Sucedió en Qatar», dice. Y agrega: «Mi hija está sola allá».

Sola, y ahora viuda, con sus cuatro hijos.

El hecho de que sucedió en Qatar, a donde llegó Benítez este mes gracias a una transferencia de 10 millones de dólares, tendrá consecuencias. Todo el mundo sabe que la FIFA ha entregado la Copa del Mundo 2022 al rico estado de Qatar, y Blatter ha dicho que los 64 partidos entre 32 naciones, se deberían cambiar al invierno.

La idea de que los estadios pueden tener aire acondicionado durante los juegos es simple. Pero la Copa del Mundo atrae cientos de miles de fanáticos, y la temperatura promedio en verano en Qatar llega a 41 grados Celsius (106 Fahrenheit) y pudiera ocasionar muertes fuera de los estadios.

Es prematuro concluir que el calor jugó un papel en la muerte de Benítez. Él nació en la andina ciudad de Quito, pero jugó alrededor de 200 partidos en México, antes y despuéss de su única temporada con el Birmingham City.

Bajo y fornido, pero rápido y elusivo, Benítez podía golpear con ambos pies o la cabeza. Lee Carsley, un contemporáneo de la época del Birmingham, describió a Benítez como «un jugador excepxional, muy rápido, un poco de un espíritu libre.»

Carsley recuerda su debut contra Manchester United como suplente en agosto de 2009. «El irrumpió en escena», dice Carsley. «Él entró a Old Trafford con gran personalidad. Era muy popular en los camerinos, pero realmente no llegó a desarrollar todo su potencial en el Birmingham».

Una razón fue el estilo defensivo del entrenador. Otra fue la duda que despertó que el examen médico diagnosticara un problema en su rodilla cuando llegó a Inglaterra. A causa de ello, solo permaneció una temporada, al cabo de la ual regresó al equipo mexicano Santos Laguna.

One reason was the defensive style of play by the team’s coach. Another was the doubt that settled in when Benítez was found to have a knee problem during his initial medical examination on arriving in England. Because of that, his move was altered from a permanent deal to a season’s loan, after which he went back to the Mexican team Santos Laguna.

Una rodilla, sin embargo, no es un corazón, o los pulmones.

Lo que es desconcertante, inaceptable y aparentemente insondable, es el hecho de que sigan ocurriendo estas muertes súbitas en jugadores en su mejor momento. En la última década, al menos 20 jugadores han muerto en acción, o poco después de ella.

Marc-Vivien Foé, el camerunés, tenía 26 años cuando se desplomó y murió durante un partido de la Copa Confederaciones, en Lyon, Francia, en 2003. Antonio Puerta tenía 22 años cuando cayó en un partido de la liga española, Sevilla vs Getafe, en 2007. Dani Jarque, su compatriota, murió de un ataque al corazón en su habitación de hotel en Italia en 2009.

Miklos Feher, el internacional húngaro, murió en 2004, mientras que Max Ferreira y Serginho, dos brasileños, murieron en años consecutivos, en 2003 y 2004.

Una y otra vez la lista continúa. Africanos, asiáticos, europeos, americanos del sur y del norte, hombres de todos los climas, de todos los estratos, alineados en la elección de su carrera y en su desaparición prematura y escandalosa.

Michel D’Hooghe, el médico belga que ha sido durante mucho tiempo asesor del médico jefe de la FIFA, comenzó su carrera como un joven médico que tenía que revivir a un jugador en el campo de Brujas hace más de 40 años. Ese jugador, como la mayoría de los que han muerto de repente en el fútbol y en otros deportes, fue diagnosticado de defectos congénitos del corazón cuando se le realizó la autopsia.

Clubes en las ligas más ricas -en Inglaterra, España e Italia, por ejemplo – ahora tienen desfibriladores, equipos de reanimación del corazón, a la mano, en caso de colapso repentino. Y al Tottenham en Londres, hace un año, que salvó la vida de un jugador de Bolton, Fabrice Muamba.

Dos cosas, sin embargo, se destacan. La mayoría de las muertes súbitas en los campos de fútbol ha llegado en pleno verano, cuando los jugadores se están intensificando en la pretemporada. Y cuando el calor es implacable.

Qatar 2022 todavía necesita justificación.

* Rob Hughes es periodista deportivo en Inglaterra desde hace cuatro décadas. Ha escrito para The International Herald Tribune, The Times y The Sunday Times; ha reportado las Copas del Mundo desde 1974 y los Juegos Olímpicos desde 1988. Su texto ha sido publicado en The New York Times el 30 de julio de 2013. La traducción de su texto es responsabilidad de LaRepública.

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