Gonzalo Orellana
Londres, Reino Unido
En las últimas semanas se publicó una noticia muy positiva que no ha recibido la repercusión que debería dada su importancia.
Como ya es costumbre, el World Economic Forum publicó su Índice de Competitividad mundial, índice compuesto por 12 categorías que van desde macroeconomía hasta educación, pasando por infraestructura, innovación y calidad de mercado laboral entre otros. Las ventajas de este índice son varias: lo amplio de las categorías incluidas (mas de 100 variables consideradas), la combinación de métricas sociales y económicas con encuestas realizadas a miembros de la comunidad empresarial, y lo extenso de la muestra, que con 148 países evaluados, lo convierte en uno de los índices mas completos.
El Ecuador registra este año una considerable mejora de 15 puestos, pasando de la posición 86 a la 71. Tan notable es este salto que convierte a nuestro país en la nación que más puestos escala a nivel global, por encima de todos los países de la región y de estados con notables crecimientos como Indonesia o China.
Este extraordinario desempeño es más llamativo cuando vemos que de todos los países sudamericanos, tan solo Ecuador y Bolivia registran mejorías en sus posiciones, mientras el resto de vecinos se mantienen o caen con respecto al año anterior. Para graficar nuestra mejora relativa en la región, podemos ver que en el año 2008 Ecuador se encontraba por debajo del promedio sudamericano en 11 de las 12 categorías, y 5 años después nuestro país se sitúa por encima del promedio en 8 de ellas y al mismo nivel en otras 3 categorías.
Hay varias áreas en las que el desempeño del Ecuador es positivo, entre las que destacan la mejoría en los indicadores de infraestructura: Ecuador está en el segundo lugar de Sudamérica en carreteras y aeropuertos y en tercer lugar en infraestructura portuaria. También destaca la mejora notable en salud y educación básica, nuestra esperanza de vida (75.6 años) está en el lugar 49 del mundo y nuestro porcentaje de niños que asisten a la educación básica ya es del 98.6%, entre los mas altos de la región y numero 26 a nivel global. Aunque todavía por debajo de los líderes, ha habido una notable mejoría en la categoría de educación superior y formación, donde hemos pasado del penúltimo lugar de Sudamérica al quinto.
Destacan también en la categoría de mercado laboral la capacidad de retener y atraer talento (puestos 41 y 35 a nivel mundial), sin duda un cambio impresionante tomando en cuenta que siempre hemos sido un país donde la fuga de cerebros era una constante. En cuanto al mercado financiero, hay una significativa mejoría en el acceso a crédito (31 a nivel mundial) o la financiación a través del mercado local de valores (54). Aunque sin duda donde se ven mas cambios es en la categoría de innovación donde pasamos del octavo lugar en Sudamérica en 2008 al tercero actualmente, tan solo después de Chile y empatando con Brasil, en esta categoría resaltan nuestra posición en gasto de compañías en I+D (36 a nivel global), colaboración entre la universidad y la industria (50) o la disponibilidad de ingenieros y científicos (73). En todas estas categorías en el año 2008 nos situábamos en los últimos lugares.
Como es de esperar, el índice de Competitividad también destaca varios de nuestros problemas. Nuestro desempeño en aspectos como costo de la delincuencia (129), baja protección a inversionistas (116), poca competencia en el mercado de bienes y servicios (112), costo de crear una empresa (135), rigideces en el mercado laboral (119) o la poca inversión extranjera (113) son todos problemas notorios que el país arrastra desde hace años y que en algunos casos han empeorado.
Muchas veces la polarización que se vive en Ecuador hace que seamos incapaces de hacer una evaluación objetiva de la situación del país; afortunadamente existen herramientas para medir la evolución de las naciones y el Índice de Competitividad del World Economic Forum es una de las más completas. A diferencia del ranking de futbol de la FIFA que suele tener una gran repercusión, este índice muchas veces pasa desapercibido, aun cuando nuestro desempeño es superior y sus consecuencias son considerablemente más importantes.