La ruta de la mentira

Diego Ordóñez
Quito, Ecuador

Primero afirmaron que las actas habían desaparecido. Eduardo Valencia, quien presidió la Comisión Investigadora del feriado bancario, en confesión judicial declaró que lo que hicieron fue recoger la información (¿?) de un periodista mejicano –nunca identificado-. Cuando se demostró que todos los diarios de debates de la Asamblea Constituyente de 1998 se encuentran en el Archivo de la Función Legislativa, cambiaron la versión. Un agnado del correísmo, Alfredo Vera que trashumó de la partidocracia, la introdujo. Nunca se debatió la transitoria cuadragésima segunda de la Constitución de 1998, afirmó.

Cuando se demostró que la transitoria se debatió finalmente en la sesión del 4 de junio de 1998, cuya memoria está en el acta número 82 firmada por Presidente y Secretario y en la que consta enlistado el olvidadizo Vera, ahora la versión introducida por el jefe de propaganda, es que no fue aprobada.

En el último video –de cuatro- transmitido este lunes 10 por orden de la Secom en la cadena Ecuavisa, ya no aparece el “testigo” Vera –paniaguado del Gobierno-. La voz en off afirma que en el acta consta lo siguiente: “Presidente (al momento Luis Mejía Montesdeoca): Señor Secretario, verifique si fue aprobada o no esta disposición; Secretario: No ha sido aprobada” (pág. 84). Con señalada mala fe no menciona lo que consta en las páginas 88 y 89: “Presidente: Vamos a votar el texto, como está, de la cuadragésima segunda. Señor Secretario tome votación; Secretario: Quienes estén a favor del texto de la cuadragésima segunda eliminadas las palabras “y de solvencia”, sírvanse levantar el brazo. Unanimidad.” Más adelante se registra la votación para incluir las palabras “y de solvencia”; aprobado por 43 de 44 asambleístas presentes.

Indigna y asusta –por el nivel bajo en el que pueden moverse algunos seres humanos- el forjar hechos e intentar hacer de mentiras, verdades. Con poder y sin escrúpulos –de revolucionarios por salario- el ciudadano queda indefenso por el uso ilegítimo de ese poder. Tal como el policía que planta droga o armas para buscar un culpable; es lo que se hace con la alteración maliciosa de la verdad.

La persecución no es nueva. La Fiscalía inicio en mi contra una indagación por traición a la patria, luego que el Consejo Electoral –llamado de bolsillo- rechazó un pedido de investigación sobre la denuncia del presidente Uribe de aportes de las FARC a la campaña electoral. El 29 de noviembre de 2007 periodistas se apostaron a la espera que se ejecute una orden de prisión en mi contra –nunca desmentida- luego que afirmé que el país sufrió un golpe de estado y se iniciaba una dictadura.

Y la sistemática repetición de esta infame mentira no es otra cosa que una respuesta primaria, irracional e inmoral a un crítico conceptual de este proyecto autoritario. La verdad es contundente y así consta en documentos irrefutables. Lo demás, todas las alteraciones por las que algún momento se tomará cuentas, son las expresiones de la misma falta de pudor moral y de irrespeto a la dignidad de las personas. Ante lo cual el silencio sería muestra de culpabilidad. Como el alma está limpia y no “te estas pudriendo vivo” por taras y odio, ahí seguiré diciendo mi opinión a los cuatro pelagatos que quieran oír (esto, parafraseando al “dador” que se sienta en el centro del círculo de tiza).

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