El declive del fútbol latinoamericano

Gonzalo Orellana
Londres, Reino Unido

El nombre de este artículo es deliberadamente provocador. Cuando alguien habla del fútbol latinoamericano inmediatamente piensa en Messi, Neymar, Suarez o Alexis Sánchez y te da la impresión de que todo va bien. Sin embargo estos grandes jugadores esconden los varios problemas que ahogan al fútbol de Latinoamérica. Este artículo va más allá del papelón internacional de la reciente final inconclusa de la Copa Libertadores o el mal resultado de los equipos latinoamericanos en el Mundial de Rusia.

¿Fue este mal desempeño algo aislado o la muestra de problemas más graves? Incluyendo el de Rusia se han disputado 21 mundiales, 9 ganados por Latinoamérica y 12 por Europa. Nuestra región puso al 43% de los campeones, al 33% de los finalistas y al 26% de los semifinalistas desde 1930 cuando se jugó el primer mundial, lo que son números bastante impresionantes.

Sin embargo cuando dividimos los mundiales en 2 grupos: los primeros 10 (hasta 1974) y los últimos 11 (hasta 2018) vemos que el desempeño latinoamericano ha venido cayendo: en la primera mitad la región puso al 50% de los campeones, 35% de los finalistas y 28% de los semifinalistas, esos números bajaron al 40%, 35% y 25% en la segunda mitad. La imagen es aún peor cuando no enfocamos en los últimos 20 años, desde 1998 la región ganó solo el 17% de los campeonatos, tuvo un 25% de finalistas y un 21% de semifinalistas. Es más, el de Rusia fue el cuarto mundial consecutivo para los europeos, cosa que nunca había pasado, desde 1966 hasta 2002 siempre tuvimos un campeón europeo seguido de uno sudamericano. Desde entonces la hegemonía europea no ha parado de crecer.

El mundial es el torneo de futbol más importante del mundo, pero no lo es todo y si queremos concluir que el futbol de la región está en declive tenemos que mirar más allá. Empecemos por las ligas de fútbol; no hay ninguna duda que las ligas española, inglesa, italiana o alemana son considerablemente superiores a las ligas latinoamericanas. Sin embargo lo que ha venido sucediendo en los últimos 10 o 15 años es que las diferencias se han agrandado. Esto se debe en gran medida a las diferencia de presupuestos, en la temporada pasada cada equipo de la Premier League recibió un mínimo de 100 millones de libras ($130m) por derechos de televisión. Es decir que el recién ascendido Wolverhampton o el Stoke City tienen presupuestos millonarios que hace que cualquier latinoamericano parezca un equipo de liga barrial.

Miremos ahora lo que pasa a nivel de clubes, durante los 60s, 70s y 80s era común que los equipos sudamericanos ganaran el mundial de clubes o lo que antes se conocía como la copa Intercontinental. Por el contrario en las 10 últimas ediciones, los europeos la han ganado 9 veces. Esto pese a que el nivel de importancia que le dan en Europa es inversamente proporcional al que se le da en Sudamérica a este torneo. Los aspectos institucionales ayudan, la UEFA desde hace varios años estableció reglas de “fair play” financiero para evitar que un mal manejo financiero desestabilice a los equipos europeos, problema altamente común en los clubes latinoamericanos.

Pero tener una liga fuerte y equipos competitivos es solo una forma de lograr armar un equipo nacional competitivo, muchos países que no poseen ligas fuertes lo compensan mandando a sus jugadores a jugar en grandes equipos y se benefician de ello. Latinoamérica históricamente siguió ese camino, la región siempre ha sido una exportadora neta de talento, aunque lo hace a un ritmo cada vez menor. En la Premier League, quizás la mejor liga de fútbol del mundo, durante la temporada 2017-2018 hubo 14 jugadores de Brasil, lo que no parece poco hasta que te enteras que hubo 17 jugadores de Bélgica, ¿Como un país de 11 millones de habitantes, cuyo mejor resultado en un mundial ha sido llegar a semifinales en 1986 y 2018, tuvo más jugadores que el pentacampeón mundial? ¿Qué pasa con el resto de Latinoamérica? el resultado es aún más triste. La suma de jugadores de México, Chile, Perú y Ecuador en la Premier League es igual al número de jugadores de Serbia (5).

Habrá quien diga que el no hablar inglés es una limitación para jugadores latinoamericanos en Inglaterra, lo cual es cierto. Sin embargo si miramos lo que pasa en ligas como la española también vemos aspectos preocupantes. El Real Madrid y el F.C Barcelona históricamente han sido la casa de muchos de los mejores jugadores latinoamericanos, de Di Steffano a Ronaldo, de Maradona a Messi no había temporada en la que cada uno de estos equipos no tuvieran a por lo menos 2 o 3 titulares argentinos y brasileros por equipo. Si miramos la temporada que concluyo vemos que entre los dos equipos españoles hubo solo un argentino y 3 brasileros, el mismo número que de croatas. Estos ejemplos ayudan a entender el éxito de países como Bélgica o Croacia y la decepción de los otrora grandes selecciones latinoamericanas.

Si las ligas, los equipos y cada vez menos los jugadores latinoamericanos no están la elite del futbol, es inevitable que las selecciones muestren también un deterioro.

¿Porque nuestro futbol se encuentra en declive? Las razones son varias: la corrupción de las federaciones latinoamericanas de fútbol ha sido monumental; la falta de planes de largo plazo: mientras Alemania ha tenido dos técnicos desde el 2006 hasta ahora, Argentina tuvo 8. Europa también invierte más en sus divisiones formativas y es mejor identificando a los jugadores con potencial, miremos el caso de Islandia, un país que según la revista The Economist tiene apenas 100 futbolistas profesionales, y de ese reducido grupo fue capaz de sacar a 23 lo suficientemente competitivos para enfrentar de igual a igual a Argentina. Latinoamérica sigue dependiendo de sus recursos naturales, esos jóvenes que juegan al fútbol en la calle o en un potrero, y que ven en el deporte en una forma de salir de la pobreza. A veces la improvisación y el talento natural generan éxitos, pero en el largo plazo la preparación y el trabajo duro son más efectivos para conseguir buenos resultados. El fútbol latinoamericano sufre los mismos problemas que Latinoamérica.

Latinoamérica necesita el fútbol, es una de las pocas áreas donde somos realmente buenos; el fútbol une más a las sociedades latinoamericanas que casi cualquier otra cosa aunque también la incita a una violencia absurda, el fútbol permite a jóvenes de escasos ingresos convertirse en millonarios y en iconos nacionales; los equipos nacionales de fútbol suelen ser una mejor representación de la realidad racial y social de nuestros países que las elites políticas, empresariales o académicas. Pero el fútbol también necesita de Latinoamérica, pues de lo contrario el mundial se convertiría en una Eurocopa, el fútbol necesita la pasión que impregnan los aficionados latinoamericanos que llenaron estadios en Rusia en mayor número que los europeos, pese a la enorme distancia y la diferencia de ingresos. Pero sobre todo el fútbol necesita la creatividad que los futbolistas de nuestra región históricamente han aportado.

No dejemos que los todavía grandes jugadores que tiene la región nos impidan ver el declive del fútbol latinoamericano, Argentina y Brasil sin Messi y Neymar son equipos del montón, las goleadas de Alemania y Holanda a Brasil hace cuatro años o la de Croacia a Argentina en este mundial así lo demuestra. Sin embargo en la región hay muestras de que el declive no es inevitable: Uruguay quien de la mano de Tabarez (en el cargo desde el 2006) ha llevado adelante un proceso ininterrumpido que se refleja en un equipo sólido que utiliza a sus estrellas en lugar de depender de ellas. Su federación de fútbol ha sido menos afectada por la corrupción de sus colegas sudamericanos y tienen un plan de largo plazo: sus selecciones juveniles jugaron la final del mundial Sub 17 en el 2011 y también del Sub 20 en 2013 y fue semi-finalista en 2017.

Así como los problemas del fútbol latinoamericano son los mismos que los de sus sociedades, sus soluciones son también similares. Mejores instituciones, transparencia en la toma de decisiones y el manejo de recursos, equipos de fútbol bien gestionados, planificación al largo plazo, invertir en la formación de niños y jóvenes incluyendo las herramientas necesarias para vivir y adaptarse a otros países, y limpiar a las hinchadas de las mafias que viven de ellas. Los resultados en el fútbol, como en otros deportes, son cada vez más dependientes de buenos procesos, buena infraestructura, tecnología y buenas instituciones, si Latinoamérica no se adapta a ello se arriesga a terminar como el fútbol africano, un lugar donde todos saben que hay talento pero cuyas limitaciones impiden que se aproveche. Si eso pasa será triste tanto para Latinoamérica como para el fútbol.

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