Rusia vive una cacería de espías liderada por el Kremlin

En esta foto divulgada por el FSB, los servicios de seguridad rusos, aparecen pelucas y aparatos para espiar que llevaba un hombre que según el FSB es Ryan Fogle, tercer secretario de la embajada de Estados Unidos en Moscú, cuando fue detenido en Moscú, en la madrugada del martes 14 de mayo de 2013. Rusia anunció el martes que expulsará al diplomático estadounidense, al que asegura haber capturado disfrazado con una peluca rubia mientras intentaba reclutar a un agente ruso en Moscú. (AP foto/FSB Public Relations Center)

Moscú (EFE).- Un científico de 75 años, Víctor Kudriavtsev, es la última víctima de la cacería de espías lanzada por las fuerzas de seguridad rusas para frenar la fuga de secretos militares en medio de la nueva Guerra Fría con Occidente.

«Mi padre estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado. Empeoraron las relaciones con Occidente y además se dedica al hipersonido», señaló a Efe su hijo, Yaroslav, físico de profesión.

Kudriavtsev, que trabaja para el TsNIIMash, un instituto de investigación vinculado a la agencia espacial rusa, Roscosmos, fue detenido en julio por alta traición -cargo que se castiga con entre 12 y 20 años de cárcel- y, desde entonces, se encuentra en prisión preventiva.

Su abogado, Iván Pávlov, comentó a Efe que la Fiscalía acusa al científico de supuestamente enviar en 2013 dos mensajes electrónicos que contenían «secretos de Estado» a un país miembro de la OTAN.

«Supuestamente lo hizo para minar la seguridad del Estado. Las acusaciones son absurdas. Ni siquiera nos muestran los correos. ¿Cómo vamos a defendernos?», subraya.

Pávlov explica que el órgano para que el trabaja su cliente tiene un acuerdo con el Instituto de Hidrodinámica von Karman con sede en Bélgica que fue aprobado a nivel gubernamental.

«Tiene una coartada. Todo el intercambio epistolar en el marco del proyecto era siempre examinada por varias comisiones. Si había información secreta, ¿dónde están los responsables de impedir la propagación de secretos? ¿Por qué sólo debe responder él?», precisó.

Además, asegura que Kudriavtsev nunca trabajó con información secreta, argumentos que comparte el hijo, que insiste en que su padre «se dedicaba exclusivamente a la ciencia fundamental, a su aplicación en el espacio, no a temas de defensa».

«Puede que hubiera una fuga de información y ahora hay que buscar culpables. Seguramente, (el presidente ruso, Vladímir) Putin ha ordenado buscar espías. El caso es que debían haberle dado las gracias por su trabajo. Además, lo hicieron todo prácticamente con dinero europeo», señala Yaroslav.

El abogado sospecha que el caso está vinculado con el proceso de militarización en marcha en Rusia, lo que obliga a órganos como el Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB) a trabajar más activamente y mostrar resultados.

«Por eso aparecen pseudo espías», afirma.

Según el diario «Kommersant», Pávlov no anda descaminado, ya que Kudriavtsev estaría acusado de desvelar los resultados técnicos del uso de la tecnología supersónica en el misil «Kinzhal» y los sistemas «Avangard».

Precisamente, dicha tecnología es una de las prioridades del programa de desarrollo de armamento de nueva generación aprobado por Putin, que lo presentó a bombo y platillo en marzo pasado en el discurso sobre el estado de la nación.

La nueva «Guerra de las Galaxias» anunciada por Putin y que muchos interpretaron como el inicio de una nueva carrera armamentista en el mundo incluye cohetes supersónicos y armas con rayos láser que pueden alcanzar cualquier punto del globo.

Pávlov quiere que el caso nunca llegue a juicio, pero recuerda que en procesos de alta traición el porcentaje de absoluciones es insignificante, pero si afecta a la seguridad del Estado, es nulo.

A lo largo de su carrera sólo ganó un caso. Fue el de Alexandr Nikitin, el excoronel de la Marina que fue encarcelado por espionaje y difusión de secretos oficiales tras denunciar los vertidos radiactivos de la Flota del norte en el Ártico, pero fue finalmente absuelto.

«Fui afortunado. Ahora no tendría tanta suerte. Entonces hubo un breve período en que los servicios secretos perdieron peso y los tribunales sintieron que podían tomar decisiones independientes», comentó a Efe Nikitin.

El ecologista denuncia que el artículo 275 del código penal (alta traición) permite encerrar «prácticamente a cualquiera, desde científicos a periodistas, expertos o estudiantes», lo que permite a las fuerzas de seguridad «recibir medallas y premios».

«Y bien que lo aprovechan. Saben que los fiscales y los tribunales están de su parte y no arriesgan nada. Además, Rusia está ahora rodeada de enemigos (…) y ni a los dirigentes ni a las fuerzas de seguridad les interesa la opinión de la comunidad internacional», dijo.

Ahora, la prioridad para la familia de Kudriavtsev, que teme por su vida, ya que sufre de diabetes y ya tuvo un infarto hace ocho años, es lograr que el científico sea enviado a casa, para lo que ya han reunido más de cien mil firmas.

«No es alguien peligroso. Aunque estuviera en casa y pudiera huir, no lo haría. Es la crueldad habitual en los órganos de seguridad. Sea como sea, está animado y dispuesto a luchar por su inocencia», señala Yaroslav.

El abogado desvela que los investigadores le ofrecieron hace poco un pacto -arresto domiciliario a cambio de su confesión y un testimonio contra otro sospechoso-, pero él se negó. EFE (I)

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