Opinión

Entrañas infernales

Bernardo Tobar
Quito, Ecuador

La naturaleza humana necesita a veces de la cuantía para darle a la tragedia la dimensión conceptual de tal y tomar acciones en consecuencia, como ha sucedido con más de 230 víctimas fatales del incendio de una discoteca en Brasil, que ha suscitado el luto internacional. La semana pasada murieron cinco personas que trabajaban en Puerto Nuevo, Azuay, en una de esas 1 400 operaciones mineras en el Ecuador que se realizan al margen de la ley, cada una con decenas o centenares de mineros, sin observar las normas más básicas de seguridad y salud. Recordar la historia de los asentamientos ilegales es recorrer una historia de muerte, trabajo infantil, caras dinamitadas, miembros mutilados, ríos contaminados… Pero como mueren de cinco en cinco y por cuotas temporales y espaciales, es un drama frente al cual el país entero ha hecho la vista gorda por décadas, amén de autoridades que de tiempo en tiempo presionan demagógicamente por su «legalización».

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